domingo, 17 de diciembre de 2017

PALOMITAS







No es novedad estar tan triste, ya estuve triste antes y antes de antes. Lo que es nuevo es estar así. Profundamente derrotada y no poder buscar consuelo en ti. Es una gran novedad que me cuesta gestionar. 

Ahora, cuando un dolor aprieta y quiero correr, ese acelerar el paso no es para buscar tu abrazo o tu consuelo y eso me desorienta pues mi primer impulso es buscarte y enseguida el segundo es frenar en seco esas ganas de hablarte, cerrar la boca para  que tu nombre no salga y me caiga a los pies como una paloma de la paz muerta por fuego amigo.

Hace meses que corro al contrario, como un río corriendo tierra adentro, huyendo de tu voz, de tus palabras y del montón de recuerdos y momentos felices que nos ataron de tantas maneras y en cierto modo me sale bien, huir del pasado, y de todo lo que me recuerda a ti.

Es fácil, lo difícil es huir del futuro.

Lo del futuro y especialmente todo lo que tiene que ver con hacer planes me sale mal amor, no es que no quiera hacerlos, es que no sé como hacer un maldito plan de nada que no te incluya. 

Soñar despierta pierde la gracia cuando llego a la parte del sueño donde necesito una mano para imaginarla yendo de la mía al caminar por la playa o acariciando mis pestañas después de hacer el amor. Se me hace un nudo en la entrañas del corazón, aunque me aguanto y no lloro.

Las lágrimas las dejo para cuando imagino quien sujetará el paquete de palomitas en el cine.

Isabel Salas