Isabel Salas

…Y a lo mejor no es que estoy jodida porque estoy lejos,   y va a resultar que estoy lejos porque soy muy jodida. Será porque nu...

Si te fijas bien ni tan blanca es la perla, ni la luna es tan blanca, ni tan blanca es la espuma. Si te fijas bien, el do...

 Y he aquí, que en medio de la hecatombe,  una ardillita de Viena, antes que mi alma se combe doblada por el dolor, me obsequi...

Una greñuda auto ayuda, (supuestamente poética), impertinente y bocuda, exegética y patética, campa en los campos sin fin d...

Algunas cosas pasan a la luz del día y otras a plena luz de la noche. Las hay que pasan desapercibidas y otras que llaman la atenc...

Trigonometría, y el agotamiento. Aquel beso en el parque y la algarabía del acoplamiento. Hora de dormir. Tiempo d...

  Te cuento, amor,   que a mí  no siempre me fue bien. He cantado entre sollozos más derrotas que victorias, y con pretendidos gozos sufrí m...

No siempre tengo un poema para ti. Algunas veces es sólo una frase, una puerta trancada con cerrojo, dos vidas para la siguient...

                                            Azúcar y limón, uvas con queso  y miel. Boca  y pezón. Tiempo,  tinta y papel. ...

Cierro los ojos, despacio,  dulcemente, y allí estás tú, respirando escondido, en las sombras más negras y heladas, d...

Soñar contigo es despertarme con la misma sonrisa de los veinte años y sentir de nuevo tu mano en la mía. E s recordar quién soy, es re...

Cada día me gustan más las encrucijadas, esas posibilidades desdobladas que de pronto la vida me regala cuando casi no recuerdo el olor...

Algunas noches, ante algunos fuegos, he sentido la necesidad imperiosa de alimentarlos quemando algunas cosas que nunca imaginé quemar. ...

Ese momento (glorioso) en que el hombre que te gusta, te comenta (receloso) que un raro azar lo atosiga. Un tormento ...

Todo de ti  me quema, tocarte o alejarme,  hablarte, responderte, ignorarte o callarme. Todo de ti me gusta, mirarte o es...

Que triste debe ser vivir en modo bolero, amando sólo una vez y arrastrando orgullosamente esa maldición como un paraguas impenetrable,...

Desde el desesperado acmé  de mi nostalgia, desgalichada y rota, por enésima vez, me senté a terminar  este poema.  Abu...

Y justo ahora,  que mis azules y mis anaranjados  se vuelven grises, mis ojos y mi pelo aprendieron, por fin, a resplandecer sin lun...

Llovía. Yo necesitaba un techo y él, en su agonía, un saco de boxeo donde descargaría la ingrata frustración de su macheo. ...

Al perro del vecino le falta un pie. No sé cómo se llama ese hombre, nunca he hablado con él, ni con nadie de su familia. Tampoco s...