Pelos de punta, piel de punta. De punta los ojos y el corazón. Las uñas y las lágrimas de punta cuando apunto la puntita de mi lápiz y escribo palabras que apuntan a ti.
Apunto a dar.
Y doy.
De frente, de lleno, de hondo, de puñal verbal que se clava abriendo la carne del alma con letras bandidas que llegan mansitas como ola de río, apenas lamiendo los márgenes como de pasada, mientras suavemente se deslizan camino del mar.
Olas de reojo que nadan mirando a otro lado y pasando arrancan sin mala intención pedacitos de orilla de piedras, de arena, de lodo y de carne de río.
Todo lo que el río tiene lo tocan sus olas y todo lo que tienes tú lo toco yo con mis palabras. Frases habladas, a veces escritas, sonreídas, besadas, envueltas en papeles de regalo y con olor de juguete nuevo que acarician tu piel y estremecen tu carne de ti.
Isabel Salas