Cuando te quites la ropa quítate también la vergüenza,
quítate el pasado, el miedo de que duela,
el asco.
Cuando te desnudes, desnúdate tanto
que vengas a mí, desnudo del todo.
No como el día que naciste.
No.
No quiero un niño.
Ven como aquel día aciago
segundos antes de herirte,
o justo media hora antes de la primera decepción
o justo media hora antes de la primera decepción
o de la primera herida mortal.
Haz un viaje en el tiempo,
si puedes,
si puedes,
y viste de nuevo aquella piel nueva
de hombre sin marcas.
Prepara tu pellejo y tu alma
tus ojos,
tu boca.
Ven a mí así.
Pizarra limpia, arena de amanecer.
Pared de caverna
antes de descubrirse el fuego
y los pinceles.
Ven a mí así, con extrema desnudez,
que yo te quemaré con pinturas de fuego
que no hieren
y te enseñaré como se tratan
los que se quieren.
Isabel Salas
Isabel Salas