martes, 17 de noviembre de 2020

AMORES A MEDIAS



Que pena dan las banderas a media asta y los amores a medias. Amores asustados que saben que el otro no está preparado para amar y ser amado con todas las canicas y todos los demonios.

Los demonios escondidos en el bolsillo de atrás se hacen los muertos un rato, un día, un mes o un año, y después salen uno a uno a saludar. Antes o después salen a asustar princesitas y príncipes azules y no son peligrosos, en realidad son sólo demonios y se puede razonar con ellos.
Pero las putas canicas son letales.
Resbalan.

Es lo que tiene esconder las canicas... que terminas olvidando donde las pusiste, cuantas tienes o lo mucho que resbalan. Crees que son como los demonios.

Y no.
Son canicas.
Y son mortales.


Isabel Salas

domingo, 15 de noviembre de 2020

LONDRES


 

Todo lo malo pasa y llega lo bueno. Son ciclos que se cierran y etapas que se terminan, sean dulces o amargas. Tanto unas cuánto otras nos parecen a veces interminables, pero siempre se acaban y eso es la vida en definitiva, una sucesión de acontecimientos, enseñanzas, sabores y sinsabores.



martes, 10 de noviembre de 2020

MERCEDES



Mercedes tenía todo lo que él siempre había buscado en su mujer ideal. Sus modales, su inteligencia, su sentido del humor, su sonrisa y todas sus demás cualidades dejaban a Diego encantado y a cada instante, más sorprendido.

Conforme los días pasaban, él admiraba la manera perfecta como ella encajaba en su vida, en sus amigos y en sus horas. Disfrutaban conversando, paseando, discutiendo sobre asuntos de actualidad o cocinando juntos. Por tanto, decidió alejarse de ella sin dudarlo y con una gran dosis de urgencia, pues su único defecto la hacía insoportable: ella era demasiado real. Él no estaba dispuesto a abandonar la fantasía inalcanzable de su amor imposible para sumergirse en las aguas inciertas de la realidad.

Ella lo comprendió.

Lamentó por unos días la cobardía de Diego y después de llorar hasta cansarse se compró un nuevo y precioso color de pelo. La cajita venía llena de explicaciones e instrucciones sobre su uso. Ella las ignoró como había hecho desde el día que compró su primer tinte o abrió su boca para su primer beso

Siempre había renunciado a hacer el test en una zona de la piel antes de embadurnarse el cabello con el nuevo tono, como recomiendan los fabricantes, o de lanzarse de alma abierta a los brazos de un nuevo amor, como recomiendan los resentidos.

Mercedes se deleitaba en la espera de media hora, que sabía imprescindible para un buen resultado, mientras el producto misterioso hacía efecto en sus madejas. El perfume del cosmético dejaba su rastro tras ella mientras preparaba un café y se cortaba las uñas. Disfrutaba de esa atmósfera coqueta de los olores de salón de belleza y futuro que la dejaban siempre feliz. 

Adoraba la ducha posterior cuando los restos de tinte corrían piel abajo convirtiendo el agua sobre su cuerpo blanco en una mezcla preciosa de espuma y suaves colores inesperados que la acariciaban y le hacían cosquillas.

Cuando el pelo se secaba se miraba al espejo fijamente durante algunos minutos, tratando de reconocerse en su nuevo visual y después sí tomaba el envase con mucha atención. Miraba detenidamente a la mujer de la cajita, la modelo preciosa que lucía un color parecido al suyo en la melena.

Dedicaba unos momentos a pensar si ella también se habría enamorado de alguien como Diego o como Juan el primo de Laura, que freía las patatas sin pelarlas, o como Carlos, el que ordenaba los calcetines por colores.  Elucubraba, si al igual que ella, había sido rechazada por hombres que no tenían espacio en su corazón para ella.

Se preguntaba si aquella linda mujer también tendría hijos, si ella también hacía palomitas para ver una serie en internet, o si soñaba con unas vacaciones en Santorino, subiendo aquellas empinadas cuestas con su amor de la mano y unas sandalias de turista calzadas en pies de uñas  perfectas.

Seguro que sí. Cuando soltaba la cajita y se pintaba los labios, para salir a la calle, se sentía de vuelta a la realidad, recuperada, sanada y sonriente.

La sonrisa de pelo nuevo se parece mucho a la que sonríen los soñadores que escogen vivir en vez de soñar, y para Mercedes, no había casi nada tan verdadero y tangible como un precioso color de pelo recién estrenado para endulzar la espera de los besos nuevos que habrían de llegar.

Los besos, como los colores, existen.
... y están ahí para los valientes

Isabel Salas

domingo, 8 de noviembre de 2020

CHALOTA

No siempre, 
cuando escribo,
quiero escribir poemas
membretados de amor.

Simplemente, sucede.

El amor brota
en las palabras con que describo
la amargura infinita,
del licor,
que destila la herida 
de mi alma rota.

Vives en cada gota
de sangre y de sudor.

Eres la eterna mota
que le clavó a mis ojos
el jugo de chalota
de tu amor impostor.

Y debe ser por eso,
por tanto dolor preso,
que a veces, 
cuando escribo
y mi alma se alborota, 
 se desata el estribo
de mi amor inconfeso
y se impregna mi verso
de llanto zurcidor.

Isabel Salas