Hay rosas
que engalanan jardines,
hermosas, perfumadas
bellas y dichosas.
Ancladas en la tierra,
abren sus corazones
y nos perfuman
días y noches
con sus canciones
hechas de aroma.
Y hay otras con tacones
y flores en el pelo.
También son elegantes
repletas de pasión,
preciosas y vibrantes.
Desnudas
o cubiertas de brillantes,
también se abren.
Vuelan en los tablaos
y salen desde el suelo
convertidas en fuego.
Los convierten en cielos
y allí abren su alma
sus venas, su sonrisa
y un manojo de penas
que perfuma la brisa.
Y vuelan.
Como vuelan las rosas
cuando vuelan.
Y ruedan
con sus llamas de baile,
y nos queman.
He visto una,
se llama Rosa
y ella no baila poemas.
Estuve muy cerquita
y pude ver
que es la Poesía entera
que baila hecha mujer,
enredada en sus flecos
y en sus volantes,
de puro arte.
Isabel Salas