jueves, 16 de abril de 2015

TOQUE


Dos pieles, un toque.

Dos corazones, un latido.
Tú y yo, nosotros.

Isabel Salas

miércoles, 1 de abril de 2015

MI AGUJERO



Mi lista de ruidos que asustan, asusta de grande que es.
Me asusta tu mano en la puerta.
Tus pasos.
Tu voz.
Los golpes que das en las cosas.
Los portazos.
La manera de abrir el grifo a tope para que haga mucho ruido el agua en la pila.
El ruido de vasos.
De latas.
De abrir las latas.
El ruido de tus pensamientos mientras maquinas la maldad que me vas a decir.
Cada cosa que me asusta de ti, me está dejando arrugada.
Triste. 
Gris.
Tengo que pintar a escondidas los colores que me borran las lágrimas que lloro.
Pinto mi pelo. 
La luz en mis ojos.
Mis uñas. 
Mi sonrisa.
Pinto encima de toda la ausencia de colores y escondo los miedos.
Como si fuera una vergüenza no ser amada, no ser cuidada.
Y lo es.
Porque tú me haces sentir que todas las demás mujeres, merecen cosas buenas.
Todas menos yo.
Ellas son más listas, más guapas, más buenas.
Tienen mejor culo y saben  despertar en sus maridos el deseo de cuidarlas y  besarlas, son más dulces, más mujeres. 
Más de verdad, dices.
Yo no.
Yo soy de mentira.

Eso también me asusta.
Tu ceguera para verme.
Mirarme por tus ojos es como mirarme en un espejo de feria que te devuelve la imagen deformada. En la feria es divertido, sabes que no eres tú y te entra risa.
Pero en los ojos del marido es muy triste.
Es ver tu asco y tu rechazo lo que más asusta.
Por eso me metí en mi agujero en la pared.
Y aquí me quedo hasta que te vayas. 

Isabel Salas


sábado, 28 de marzo de 2015

HOMBRE ESPECIAL

A veces él leía lo que ella escribía y una sonrisa se dibujaba en sus testículos. No es que él fuese un hombre especialmente risueño, simplemente era un hombre especialmente cabrón.

Isabel Salas














Lectures d'ailleurs. Isabel Salas (Espagne)


1. Tradabordo. ¿Cuánto hace que escribe y qué lo impulsó a escribir?
Isabel Salas. Tal vez por ser una lectora muy precoz busqué en la escritura la manera de expresarme. Es fácil para mí escribir sobre cualquier asunto y siento una gran libertad al hacerlo. Posiblemente sea eso lo que más me empuja a escribir, el hecho de sentirme en Tierra Libre dónde no hay leyes, ni de gravedad ni de censura.

2. T. ¿Qué clase de lector es? 
I. S. Soy muy crítica con la lectura, con su contenido y su forma pero al mismo tiempo me dejo conquistar  por el talento y la habilidad de tantos grandes escritores con los que aprendo, me  emociono o simplemente me divierto. Digamos que tengo mis propios criterios de análisis pero  una vez que abro mi corazón y mi mente  a un escritor, suele ser amor para siempre, por tanto me definiría como una lectora crítica y leal.

jueves, 19 de marzo de 2015

EL TRUCO QUE NO EXISTE



Tú eres tan joven. 

Todo en ti es joven, tu mirada, tus recelos, tu manera de preguntar, tus sonrisas nerviosas, tus momentos de afirmaciones confusamente destempladas, tus vueltas para decir algo, tus disparos de frente.

Yo me veo a veces tan mayor.
Mayor principalmente cuando me comparo contigo,  pues todo en mí ha madurado o está terminando de madurar, y aunque soy consciente de lo mucho que aún me queda por aprender, también sé que a tus ojos ya soy lo suficientemente grande para tener algunas respuestas que puedan servirte. 

Eso me halaga y me asusta.

Sé que podría ser tu madre pero no lo soy , y eso te permite acercarte a mi como amiga , para al final hacerte niña y conseguir que te mire como a una hija mientras escojo las palabras con las que quiero dirigirme a ti.
Las pensé bien y aquí las traigo.

Tú no eres única, hay como tú otras chicas jóvenes que se han acercado a mí por diferentes motivos en los últimos años o meses para hablar conmigo, contarme sus cosas, y sobre todo para escuchar lo que les respondo cuando creen estar diciendo cosas asustadoras que les pasaron o están sintiendo. 


Son cosas que hacen doler el alma porque sentir esas cosas tiene que doler en algún lugar.
Para eso se inventó el alma cariño, para poner allí todos los dolores que ni el cuerpo, ni el cerebro tienen cojones de aguantar. 
Inventamos un alma resistente a todo y por eso la hicimos inmortal. Y es allí que duele cuando duele lo que nunca debería de doler.

Hemos hablado de muchas cosas, pero en esencia todas son las mismas. Se termina la infancia, estás entrando en la edad adulta, edad penal, universidad, responsabilidades, mundo y todo eso asusta mucho.
Pues claro.

Hablemos de eso entonces.

Me doy cuenta cuando hablo contigo, de una cosa . Ese susto tiene dos lados y los dos queman igual. Queman lo mismo que cuando yo era joven y pasaba por esos mismos trances, y seguramente queman lo mismo si estás en México, en Brasil, en España o en República Dominicana. 
Ni la latitud, ni la temperatura ni el tiempo hacen que sea más fácil o se pueda sentir más fresco el infierno que a veces nos hierve dentro.

En primer lugar hablemos del susto de lo que viene por ahí,  de lo desconocido, de los hombres que querrán besarnos,  de los autobuses de noche que nos llevan lejos rodeadas de desconocidos. Susto del futuro, de lo que puede pasar. Ese miedo es universal y forma parte de la vida,  pero podemos intentar minimizarlo con optimismo, pensamientos positivos, risas, canciones, amigos, medallitas protectoras o todo junto.

El otro lado es peor, yo lo sentí y veo que tú lo sientes. Es el miedo a no estar preparadas. Del pasado. El susto de que con todas las mierdas que llevamos acumulando desde que nos soltaron en el mundo, estemos estropeadas e inútiles en cierto sentido para ser capaces de entrar en el mundo adulto con las mínimas garantías de éxito.


A esa edad existe una tendencia casi incontrolable de pensar que todos tienen un secreto que desconocemos. Pensamos que alguien se olvidó de contarnos como carajo hay que hacer para ganar dinero, conseguir el amor, ser mujeres maravillosas, bonitas y fuertes. 

Miramos a las otras y compulsivamente imitamos su aparente seguridad y sus modos valientes sin atrevernos a decir a las amigas que nosotras no nos hemos enterado de nada y querríamos ser niñas de nuevo. Empezar de nuevo, pero esta vez mucho más atentas, para ver si pillamos mejor el truco que otros parecen dominar.

Tengo que contarte que no hay ningún secreto . Sería bueno que lo hubiera, y me encantaría ser yo quien te lo revelase, pero parece ser que no lo hay.
Lamento ser yo quien te informe de esto. 


Parece una mala noticia pero no lo es. No hay un secreto para asimilar el pasado porque cada persona es única. Te dije que no eras única pero en realidad lo eres en otro sentido más profundo,

Sólo a ti te han pasado las cosas que te han pasado. Sólo tú has sufrido tus agresiones y tus pérdidas y sólo tú puedes recomponerte, sacudirte el polvo, levantarte y perdonar.

No hay nada mejor que el perdón para entrar en la siguiente fase con todas las ventajas. Perdonar de corazón a la vida que te quitó algo, o te negó cosas que a otros les sobraba. Perdonar a tus padres, a tus familiares, a los que te hicieron mal. Pero sobre todo perdonarte a ti misma por haber reaccionado como reaccionaste o por no haberte sabido mantener inmaculada o por sentirte herida, llena de cicatrices invisibles que te avergüenzan por dentro.

Haz un esfuerzo y perdónate. Date la oportunidad de comenzar tu nuevo momento libre de ese equipaje inútil. Piensa en super Mario cuando termina una fase y salta de alegría victorioso y feliz.
En esos momentos.... ¿Crees que él se siente mal por las patadas que le dio a las tortugas o siente vergüenza por las veces que se cayó al precipicio?


Que va. 
Celebrando se le olvida todo y su andar es siempre arrojado cuando entra en el nuevo mundo.

Quiero imaginarte así. 
Saltando como en una fiesta de fin de curso.

En ninguna parte está escrito que algo de lo que te pasó te puede impedir ser feliz. 


Tú puedes ser feliz si decides serlo a pesar de los pesares. Sólo tu eres responsable por tu propia felicidad y ahora que eres grande , serás tú quien decida que amistades te hacen feliz, que conversaciones, que abrazos te gustan. 
Tú decidirás y gobernarás tu vida y tendrás que ser valiente y madura y dejar de culpar a la vida o a la familia, pues asumes el comando para el resto de tu vida.

Tú aprenderás poco a poco a decir SÍ, cuando quieras decirlo y a decir NO, cuando haga falta. No se aprende en una hora ni en un día, se tarda tiempo, pero se aprende.
El único secreto tal vez es ese, asumir el poder con autoridad y alegría.
Vivir tu libertad sin culpas.

Y si necesitas algo, aquí estoy.

Isabel  Salas