Me senté a escribir,
como tantas veces, buscando entender,
entenderme.
Sentir,
coserme.
Y sin mentir,
perdonarme y quererme.
Perdonar a mi alma
por sentir lo que siente,
a mi piel por llamarte,
a mi voz
por decir tu nombre cuando nadie la mira
y al corazón,
por amarte.
Escribir
como arrancar pedazos,
deshaciendo nudos,
desatando lazos.
Componer,
redactar,
anotar.
Trazar.
Convertir en letras
los latidos de mi corazón
juntando palabras
que espanten locuras y traigan razón.
Me senté a escribir
y en vez de escribir
me puse a llorar.
En lugar de parar de sentir,
me puse a pensar.
No pude lograr arreglar el desastre,
de llorar por ti,
mis ojos ganaron la guerra,
mojando mis letras,
sirviendo de lastre.
Y cuando eso pasa,
no puedo escribir.
No puedo ni quiero parar de vivir
el llanto bonito
que mis ojos lloran
al pensar en ti.
Isabel Salas