tan hambrientas
que notas
como las horas te mastican
en un acto,
canibal,
de fe.
Días
tan glotones
como tu boca
cuando me quería,
incansable,
poseída
de metódica lascivia.
Horas
tan sin ti
que me aplastan
con el peso
de las camas vacías,
tan tonelada de escombros
después del seísmo.
Y luego
el silencio muerto
esperando bomberos
y domingos
para doblar la hoja
del alma
naque.
Isabel Salas
Isabel Salas