miércoles, 25 de enero de 2023

LLORAR


Me senté a escribir, 
como tantas veces, buscando entender,
entenderme.

Sentir,
coserme.

Y sin mentir,
perdonarme y quererme.

Perdonar a mi alma
por sentir lo que siente,
 a mi piel por llamarte,
a mi voz
por decir tu nombre cuando nadie la mira
y al corazón,
por amarte.

Escribir 
como arrancar pedazos,
deshaciendo nudos,
desatando lazos.

Componer,
redactar,
anotar. 

Trazar.

Convertir en letras
los latidos de mi corazón
juntando palabras
que espanten locuras y traigan razón.

Me senté a escribir
y en vez de escribir
me puse a llorar.

En lugar de parar de sentir,
me puse a pensar.

No pude lograr arreglar el desastre,
de llorar por ti,
mis ojos ganaron la guerra,
mojando mis letras, 
sirviendo de lastre.

Y cuando eso pasa, 
no puedo escribir.

No puedo ni quiero parar de vivir
el llanto bonito
que mis ojos lloran
al pensar en ti.

Isabel Salas


lunes, 16 de enero de 2023

EL MUERTO QUE SOBRÓ

Cuando todos se llevaron a sus muertos, sobró uno. Sobró porque cuando estaba vivo también sobraba. Nunca fue de nadie.

Isabel Salas

martes, 10 de enero de 2023

TRAS LA TORMENTA


Despertar de un mal amor,
es renacer.

Recomenzar.

Ponerse en pie.
 Andar después de haber caído
 y por amar.
haber sufrido.

Despertar y olvidar
cada falsa promesa
es sacudirse el polvo del camino
nadar en aguas limpias
y lavar,
poco a poco
el barro seco de los besos podridos
en lodo
convertidos.

Renaces y rehaces
nuevas maneras
de amar de nuevo.

Inventas nuevos besos.

Nuevas caricias
nacen de tu alma rota
e impregnan nuevos aires
con nuevas risas.

Nada es mejor que eso.

Reírse en otra boca
te libera del peso
que te sofoca.

Tu alma despierta,
vuelve la calma
tras la tormenta.


Isabel Salas

lunes, 26 de diciembre de 2022

MANCHAS MOJADAS

Aunque la lluvia azote a un leopardo, nunca la quitará las manchas

PROVERBIO AFRICANO


Exactamente así me siento mirando hacia atrás, satisfecha con mis manchas mojadas pero indelebles, bastante azotada y un poco leoparda, si es que podemos sentirnos levemente leopardos, como a veces nos sentimos un tanto abejas obreras o un poco sapos de otro pozo. 

En realidad no me refiero sólo a las manchitas de mi piel que todos pueden ver, esas pecas anaranjadas que con las estaciones y los años  cambian a veces de tono o de número. Me refiero también a esas otras manchas que sólo yo sé dónde están y cómo son.

Yo misma las pinté hace mucho tiempo. Para que lo entiendas, te puedo decir que son pinturas de guerra parecidas a esas que habrás visto en alguna película. Se pintan "a dedo", a veces con sangre, a veces con tierra y se suelen realizar cuando por azares del destino algún guerrero o guerrera se  prepara para irse a alguna batalla que requiere su participación o que se le cae encima como un meteorito. 

La pintura ayuda a entrar en el papel en cierto modo. Es en parte un disfraz de camuflaje y en parte un recordatorio de que hay una guerra y no podemos desconcentrarnos. Son el tipo de manchas que se pintan en el alma y que no se borran ni con la lluvia  ni con las lágrimas. Tampoco con la sangre que a veces se derrama hacia adentro cuando las heridas son aparentemente no letales pero mortíferas de maneras inesperadas.

Ahí están, las veo.

Mis pecas nunca me hicieron sentír como un leopardo, pero estas otras manchas sí. Cada día me gustan más y aunque la guerra se acabó, no quiero borrarlas, me gusta verlas ahí, resistentes a tantas cosas y tan brillantes o más que el primer día. Empezaron siendo casi un juego artificioso para darme valor y hoy ya son tan parte de mí como las que tengo sobre la piel.

Ya no hay lluvia que las borre y hoy como tantas veces, un proverbio o un refrán (en este caso africano) sirve para resumir magníficamente un sentimiento o una experiencia vital. Hoy, como Ivy Compton-Burnett, creo que "Un leopardo no cambia sus manchas, ni cambia su sensación de que las manchas son más bien un mérito".

Así las veo hoy, como medallas.


Isabel Salas

sábado, 24 de diciembre de 2022

TENER DESEOS





Tener deseos es tener sonrisas
preparadas para brillar
cuando llegue la hora.

Son  semillas de alegrías 
que un día vendrán, 
cuando broten y crezcan
y nadie las aplaste.

Yo tengo muchos, 
deseos no me faltan.
Sólo falta una cosa,
según la norma impone.

Sólo falta la vela
y que al soplar, 
funcione.

Isabel Salas



jueves, 1 de diciembre de 2022

MI LETRADA AMADA


 Una rima inusual

dice Tomás que he usado

para el sencillo poema

que a Lucas he dedicado.


Me faltaban las palabras

y me sobraban las prisas

para a Lucas elogiar

entre poemas y risas.


Él merece mis aprecios

mi devoción y homenaje

por mi gran admiración 

al constatar su coraje.


Pero hay quien merece más

y esa es mi linda abogada

que me quiso defender

y hoy es una amiga amada.


Nunca pude imaginar

que apartadas de un proceso

aún pudiéramos ganar.

(Y eso se merece un beso).


Mi abogada y compañera

fue expulsada y silenciada

más sus palabras quedaron

aún estando bloqueada.


Y así fue que mi doctora

altruista y feminista

ganó desde la distancia

como una letrada artista.


Admirable, confiable

optimista, formidable

comprometida y estable

siempre dispuesta y amable.


Sin ella toda mi lucha

habría sido un problema. 

Gracias al triunfo de ella

hoy tenemos un poema.



Isabel Salas💓💓💓



lunes, 28 de noviembre de 2022

LUCAS, TE PASASTE



 Aunque el último llegaste

y un quilombo te encontraste,

en dos días lo arreglaste.

Lucas, ¡genio! te pasaste.


Después de tanto desgaste

mi triunfo sacralizaste,

a dos Felipes quemaste

y a mí me dignificaste.


La ecatombe interceptaste

y mis lágrimas secaste.

Las pruebas examinaste

y sabiamente juzgaste.


Las falacias, las obviaste

y la verdad valoraste.

A mi enemigo cegaste

cuando al fin martilleaste.


Lucas, al mal enfrentaste

y a la perfídia aplastaste

el día que redactaste,

firmaste y ejecutaste.



Isabel Salas 👀




miércoles, 16 de noviembre de 2022

FERICIRE, RECUNOȘTENȚĂ ȘI SPERĂ

 


Se va terminando 2022 y cada vez estamos más cerca de las uvas, los deseos de Año Nuevo y los regalos de Reyes. Estos últimos años están siendo tan densos y raros que sólo el hecho de estar a punto de vivir una Navidad más ya me parece motivo de sobra para celebrar y agradecer.

Nunca imaginé vivir una menopausia apocalíptica y sin embargo aquí estoy, en plena distopía globalista, viendo cada vez menos con mis ojitos cincuentones y viviendo cada vez más con mi cuerpo jaranero y mi mente bullanguera. Os cuento que estoy con el estrógeno y la progesterona por el suelo a causa de la edad y con la adrenalina por las nubes con tanta pandemia, tanto infarto y tanta repentinitis. Osea, jodida pero entretenida,  disfrutando los altibajos hormonales y sus correspondientes escarpaduras y tratando cada día de sacarle el jugo a esta nueva anormalidad repleta de limones inclusivos y con elles, hacer limonades.

Como sabéis los amigos de este blog me gustan los diccionarios y el sonido de las palabras conocidas en idiomas desconocidos, por eso traduje al rumano mi estado de ánimo y lo usé como título para esta felicitación de Navidad tempranera y sincera: Felicidad, gratitud y esperanza. 

Así me siento, feliz por mis millas acumuladas, por todo lo vivido y por las victorias y derrotas que tanto me enseñaron pues con el tiempo he aprendido que ambas son igualmente didácticas. Agradecida por mis hijas, mi compañero, mi yerno, mis amigos y por todos los seres a los que amo o que me aman, esos seres queridos sin los cuales la vida no tendría pelos de gato ni  mensajes que suenan a las tres de la mañana. 

Y flotando encima de todo, como un papel celofán envolvente y ruidoso, se encuentra la esperanza, pero no una esperanza cualquiera, sino definida como lo hace el diccionario, es decir, como ese estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible aquello que deseamos. Maravilloso. Que sea posible, que de verdad pueda ser y sea.

Que realmente pueda suceder y suceda eso que tanto anhelamos.

Sé muy bien que no siempre querer es poder. Soy especialista en fracasos, y he tenido que aprender a vivir con demasiadas frustraciones. Sin embargo, tantas decepciones no han perjudicado mi capacidad de desear (gracias a Dios).  Por tanto, mi deseo para este fin de año es, en primer lugar, que tú que me lees sepas convertir tu esperanza en un motor voluntarioso que te mueva e inspire para lograr tus aspiraciones. En segundo lugar que tengas muchas cosas que agradecer ahora y en el próximo año y por último, lo más importante, que seas y estés feliz.

Que a pesar de lo mucho que nos toman el pelo las farmaceúticas, los gobiernos, los políticos y los catastrofistas del clima, tú consigas encontrar la felicidad y atesorarla. Osea, que tu ánimo sea el de quien se siente plenamente satisfecho por gozar de lo que desea o, como dice la rae,  por disfrutar de algo bueno.

No hagas caso de esos que dicen que lo bueno y lo malo son conceptos relativos. Sabes como yo que eso es mentira, lo bueno brilla, trae paz y nos hace sentir vivos y plenos. Lo malo es lo contrario.

No nos dejemos engañar, creamos en lo que nuestro corazón nos dice, hagamos caso a nuestra intuición y celebremos la oportunidad de vivir cada día en esta época apasionante. 

Sin duda es un privilegio. 

Drumul este frumos: El camino es hermoso.


Isabel Salas