La primavera y el primavero han llegado, llegada, llegade.
Hoy tempranito, tempranita, tempranite, miré por mi ventana, ventano, ventane y allí estaban todas las pétalas, pétalos y pételes, de todos los colores y coloras diciendome holo y hole.
Me puse muy contente, contenta. Ni un nubo en la ciela, la vienta tan suava, llena de aromos de floras y floros recién nacides. El luz y la luza recordaban esas cuadras de Soroyo, con les niñes en el playo, mojadites por los olos, sus pielas brillantas y eses sonrises de capullas, capullos y capulles tan jóvenos.
Siempre me gustó, gustá, gusté esta estaciona repleta de trinas de pájaras, ese asomar asomor de las pielas y pielos que vuelven tras la invierna a disfrutor del sol.
El sangro y la sangra alterades, los bocos queriendo besas, las manas y los manos buscando carna bajo las ropes y ese urgencio por amor, amar y amer, reír, rear y juntar las labias con los labios dentro de esas caricies que nos dejan tan felizas y felizos.
Isabel Salas