La Real Academia Española define al "gato" como un mamífero doméstico de la familia de los félidos, cuyo carácter y elegancia se han ganado nuestro corazón y nuestras casas. Y de nuevo tiene razón. También dice que "pelo" es un filamento delgado y flexible que cubre el cuerpo de algunos animales Imagínate, filamento, cuerpo en forma de hilo, que palabra tan bonita pero que cortita se queda se queda cuando hablamos de pelos de gatos, pues además debería decir que esos filamentos nacieron para distribuirse por toda la casa de la forma más caprichosa.Estos diminutos hilos encuentran un lugar en cada rincón de nuestro hogar y en cada prenda de nuestra ropa. Pero, tienen la capacidad mágica de no molestar estén donde estén, por más que llenen nuestras camas, sofás y cualquier superficie imaginable, también nos llenan de una sensación mucho más valiosa: la alegría, definida como un "sentimiento grato y vivo que suele manifestarse con signos exteriores." ¿Y acaso no es esta la esencia de tener un gato en casa? Desde el ronroneo suave que se escucha al despertar hasta las tonterías que nos arrancan carcajadas inesperadas. La presencia de un gato hace de nuestro hogar un refugio lleno de amor, donde no hace falta más que su mirada para recordarnos la simplicidad de la felicidad.
Y no lo digo yo, lo dice nuestra querida academia que define "Casa" y "hogar" como refugio y espacio de convivencia. Se le olvida, que con un gato, estos términos se enriquecen con significados más profundos. Los gatos convierten un simple lugar en un hogar por el simple hecho de compartir sus rutinas con nosotros. Desde observarnos preparar café hasta dormir la siesta con nosotros o afilarse las uñas en nuestros zapatos, cada gesto de nuestros queridos gatitos es una invitación a ver el mundo con calma y a apreciar cada pequeño instante de compañía.
Es cierto que encontraremos "pelo" de gatos por todas partes, y hay que aceptar que por mucho que aspiremos o limpiemos, siempre habrá un par de hilos felinos que nos acompañen y adornen nuestras ropas. Sin embargo, cada uno de ellos es testimonio de su presencia y su amor. Tener un gato es aceptar esos pelos como parte de la decoración, e incluso como parte de nuestro propio estilo, lo que ahora llaman outfit, (conjunto de prendas, calzado y accesorios que alguien elige para vestir en un momento o evento específico). Aunque en español tenemos términos como "conjunto" o "atuendo," outfit se ha popularizado bastante, especialmente en redes sociales y en contextos de moda, para describir el estilo o la combinación de ropa de una persona. Esto sería un anglicismo de toda la vida.
Vida que con el amor de nuestros gatos, se convierte en una suma de continuos gestos y momentos de ternura, de esa "alegría" tan grata y viva que solo quienes tenemos un gato conocemos: sus cabezazos de cariño, sus giros elegantes al caminar, su indiferencia (a veces fingida) cuando requerimos su atención y, sobre todo, esa felicidad profunda que sentimos cuando vienen a dormir en nuestro hombro o se acomodan en nuestro pecho para ofrecernos un concierto de ruiditos a cual más entrañable. Ellos nos miran y dulcemente entornan sus párpados, obligándonos a parar todo lo demás para disfrutar de ese momento, sin movernos (por supuesto) para se queden el mayor tiempo posible y aprendiendo que el amor es un regalo, el que ellos nos dan o cualquier otro amor, el regalo más valioso, y que como dice la canción, el cariño verdadero ni se compra ni se vende, "no hay en el mundo dinero para comprar los quereres".
Isabel Salas