Comparo mi vida con el tiempo que le lleva a una estrella hacer cualquier cosa y me doy cuenta de lo rápida que está pasando. Como soy efímera. Soy más fugaz que cualquier estrella y eso me hace sonreír. No soy un polvo cualquiera, soy polvo de estrellas fugaces.
lunes, 1 de febrero de 2021
SILENCIO
sábado, 16 de enero de 2021
BREVERÍA - JUSTICIA-
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miércoles, 13 de enero de 2021
¿SOBERANÍA O AUTONOMÍA?
Aunque Soberanía y Autonomía son dos conceptos que en ciertos contextos casi se usan como sinónimos me ha parecido interesante analizarlos con más profundidad. La diferencia entre soberanía y autonomía no solo radica en su etimología, sino también en su significado práctico. Comprender esta distinción es crucial, especialmente cuando se analiza el propósito y la naturaleza de los llamados "movimientos de soberanía".
Veamos primero la etimología y significado de "Soberanía: su origen es el latin, superanus, que significa "superior" o "por encima". Por tanto la soberanía implica tener autoridad suprema o el poder de regir sobre otros. Un soberano no busca manejarse solo, sino que asume la capacidad de decidir cómo deben comportarse los demás. Históricamente hemos visto cómo cualquier rey soberano dictaba las reglas para sus súbditos, estableciendo su criterio como la norma a seguir.
En un contexto político más moderno, la soberanía a menudo está asociada con los estados-nación y su capacidad de gobernarse sin interferencias externas, regulando tanto su propio comportamiento como el de quienes están bajo su dominio, que al final somos los ciudadanos o súbditos del estado como antes éramos los súbditos del rey, osea, estamos sometidos, aunque a día de hoy ese sometimiento se justifique desde la democracia con el voto que legitima a los legisladores.
La autonomía no solo implica independencia de control externo, sino también una responsabilidad inherente: quien es autónomo asume las consecuencias de sus decisiones y vive en coherencia con ellas. Esto es lo que más se parece al libre albedrío otorgado por nuestro Creador.
La autonomía se enfoca en la independencia personal, en el deseo de manejarse solo sin depender de otros, a diferencia de la soberanía implica la autoridad sobre otros. En esencia, la autonomía es un acto de independencia personal y responsabilidad, mientras que la soberanía es un acto de dominio y autoridad.
Muchos movimientos que se autodenominan "de soberanía" en realidad buscan desvincularse de sistemas externos para vivir bajo sus propias normas. Sin embargo, este objetivo, según lo que he ido analizando, estaría más alineado con el concepto de autonomía que con el de soberanía. Si el propósito es desvincularse de un sistema y regirse según las propias reglas, lo correcto sería hablar de movimientos de autonomía ya que la soberanía, implicaría querer imponer un criterio propio sobre otros, algo que generalmente no forma parte del objetivo de estos movimientos y que es lo que hacen los estados soberanos: imponer sus determinaciones a los hombres.
Por otro lado, desde una perspectiva espiritual, la soberanía absoluta pertenece únicamente al Creador. Los movimientos que buscan autonomía están reclamando su libertad para obedecer lo que consideran principios superiores, no para gobernar sobre otros. El término "soberanía" suele asociarse con gobernantes, naciones o estados, lo que puede llevar a una interpretación incorrecta de los fines de estos movimientos, haciéndolos parecer autoritarios en lugar de independientes.
Algunas alternativas podrían ser, movimientos de autonomía ética, de libertad consciente o de autogobierno responsable por poner algunos ejemplos. Lo más relevante de esta reflexión es resaltar que soberanía y autonomía son conceptos distintos que no deben usarse como sinónimos. Llamar "movimientos de soberanía" a iniciativas que buscan independencia personal frente a sistemas externos puede ser un error conceptual.
Por lo tanto, me despido con una reflexión: para movimientos que buscan desvincularse de un sistema y vivir bajo sus propias reglas, tal vez el término más adecuado no sería "movimiento de soberanía".
:: Isabel Ifei ::
sábado, 9 de enero de 2021
LA LUNA Y EL CANARIO
Y un tantito de amor
que podemos sanar.
un día,
hayan vivido o no,
como tú
muriendo a cada rato
o como yo.
Jugar a hacer ruidito de rana,
Mirar los ojos
que nos miran sin miedo
y aprender a olvidar las traiciones de otros
que sin dudarlo,
nos hicieron llorar.
Ser pajarito,
sonreírle a la luna,
comerse el desespero,
tragarse el grito.
Ser agua de laguna,
o gota de rocío
y siempre siempre
afinar,
para al final,
cantar bonito.
Isabel Salas
miércoles, 6 de enero de 2021
LA SELECCIONADORA
lunes, 21 de diciembre de 2020
REALIDAD
Estas personas viven tristes y derrotadas, aplastadas por la culpa y siempre candidatas a las sectas, a las depresiones y a vivir tratando de dar pena
Por otro lado veo gente que intenta sobreponerse a los pesares, cogen los toros por los cuernos, por el rabo o por los huevos dependiendo de por dónde lo pueden agarrar, miran de frente lo que les cae encima y separan muy bien lo que es culpa de ellos o de alguien y lo que es casualidad. No suelen vivir buscando culpables sino buscando soluciones, son personas con un gran sentido práctico y muchas veces hacen cosas increíblemente heroicas para salir de los agujeros donde ellos mismos se han metido o algún cabrón los ha empujado.
No es que estén siempre felices, pero saben sonreír, a pesar de los pesares, en los momentos en que buenamente se puede.
Y por otro lado hay gente también a la que observo con una mezcla de sorpresa y miedo. Son personas que para gestionar toda la realidad que no les gusta viven inventando realidades paralelas, idealizándolo todo, sea para el lado bueno o para el malo.
Lo mismo pueden hablar con amorosa devoción del padre irresponsable que los abandonó o adoran a sus hermanos problemáticos, disculpándolos por todo como si en vez de ser canallas desalmados, cometiesen simples travesuras sin importancia, que pueden también demonizar a quien ellos consideran el perfecto buey expiatorio para cargarle todas las culpas del universo y así sentirse ellos libres de responsabilidad.
Escogen voluntariamente vivir en el mundo de los colores inventados y nadie los baja del burro. He convivido con gente así, tanto con los que no quieren ver problemas en nada, insistiendo que son felices y afortunados "Peterpanes" sonrientes, como con los que ven problemas en todo y culpan a los demás de cada cosa errada que les sucede.
Tanto unos como otros han sido fuente de mucho sufrimiento.
Mucho.
Sigo aquí, pese a todo, y trato de aprender de todo y de todos, intento ver la realidad con los ojos bien abiertos y procuro responsabilizarme sólo de lo que honestamente creo que es culpa de mis decisiones infelices. Como dice el famoso Zombi de Pachuca, mi querido amigo Tonatiuh, qué es la vida sino la oportunidad de equivocarnos.
Yo he metido la pata de todas las maneras y algunas veces también, de casualidad, he acertado. Es cierto que pocas, pero sí, algunas cosas han salido bien y siempre he sido la primera sorprendida sin entender muy bien que lotería cósmica me había tocado.
Cuando otros tienen la culpa de las cosas que me hacen sufrir, lo veo claramente aunque no siempre lo disculpe y me cueste trabajo perdonar algunas cosas.
Por último entiendo que ante cosas que son inevitables no vale buscar responsabilidades sino soluciones pues los meteoritos existen y a veces nos caen encima. Es lo más difícil para mí, aceptar eso, me ha costado mucho entenderlo pero ya no tengo dudas, los meteoritos no son espejismos, son pedruscos de diferentes tamaños que caen donde les toca sin premeditación ni fatalismos.
Muchas personas me han preguntado en los últimos meses dónde busco inspiración o si lo que escribo es real y esta ha sido mi manera (rara) de responder: la realidad, tal y como yo la intento ver, es la mayor fuente de inspiración que conozco.
Basta tener el valor de mirarla de frente y saber ser honesto con uno mismo para que no nos falten el valor ni las palabras para hablar de ella, vivir en ella o escribir sobre ella.
No siempre es bonita, muchas veces es fea y debe ser eso lo que nos inspire a tratar de cambiarla. No idealizarla ni odiarla. Luchar por cambiar nuestra propia realidad y por qué no, cambiar también la del mundo en la medida que podamos dejándolo un poco mejor de lo que lo encontramos. Así de sencillo y de ambicioso.
Así de utópico y así de posible.
Isabel Salas
sábado, 5 de diciembre de 2020
VÍNCULO MATERNO
martes, 1 de diciembre de 2020
MADRUGADA
En sus ojos suena mi canción.