miércoles, 13 de enero de 2021

¿SOBERANÍA O AUTONOMÍA?

 

Aunque Soberanía y Autonomía son dos conceptos que en ciertos contextos casi se usan como sinónimos me ha parecido interesante analizarlos con más profundidad. La diferencia entre soberanía y autonomía no solo radica en su etimología, sino también en su significado práctico. Comprender esta distinción es crucial, especialmente cuando se analiza el propósito y la naturaleza de los llamados "movimientos de soberanía". 

Veamos primero la etimología y significado de "Soberanía: su origen es el latin, superanus, que significa "superior" o "por encima". Por tanto la soberanía implica tener autoridad suprema o el poder de regir sobre otros. Un soberano no busca manejarse solo, sino que asume la capacidad de decidir cómo deben comportarse los demás. Históricamente hemos visto cómo cualquier  rey soberano dictaba las reglas para sus súbditos, estableciendo su criterio como la norma a seguir.

En un contexto político más moderno, la soberanía a menudo está asociada con los estados-nación y su capacidad de gobernarse sin interferencias externas, regulando tanto su propio comportamiento como el de quienes están bajo su dominio, que al final somos los ciudadanos o súbditos del estado como antes éramos los súbditos del rey, osea, estamos sometidos, aunque a día de hoy ese sometimiento se justifique desde la democracia con el voto que legitima a los legisladores.

A diferencia de soberanía, la palabra autonomía proviene del griego autonomos (autos = "uno mismo" y nomos = "ley"), que significa literalmente "darse a sí mismo la ley". Por lo tanto,  la autonomía se refiere a la capacidad de una persona o entidad para regirse únicamente por sus propias normas, sin intervención externa, persona autónoma no busca imponer sus reglas a otros, sino simplemente vivir según sus propias normas.

La autonomía no solo implica independencia de control externo, sino también una responsabilidad inherente: quien es autónomo asume las consecuencias de sus decisiones y vive en coherencia con ellas. Esto es lo que más se parece al libre albedrío otorgado por nuestro Creador.

La autonomía se enfoca en la independencia personal, en el deseo de manejarse solo sin depender de otros, a diferencia de la soberanía implica la autoridad sobre otros. En esencia, la autonomía es un acto de independencia personal y responsabilidad, mientras que la soberanía es un acto de dominio y autoridad.

Muchos movimientos que se autodenominan "de soberanía" en realidad buscan desvincularse de sistemas externos para vivir bajo sus propias normas. Sin embargo, este objetivo, según lo que he ido analizando,  estaría más alineado con el concepto de autonomía que con el de soberanía. Si el propósito es desvincularse de un sistema y regirse según las propias reglas, lo correcto sería hablar de movimientos de autonomía ya que la soberanía, implicaría querer imponer un  criterio propio sobre otros, algo que generalmente no forma parte del objetivo de estos movimientos y que es lo que hacen los estados soberanos: imponer sus determinaciones a los hombres. 

Por otro lado, desde una perspectiva espiritual, la soberanía absoluta pertenece únicamente al Creador. Los movimientos que buscan autonomía están reclamando su libertad para obedecer lo que consideran principios superiores, no para gobernar sobre otros. El término "soberanía" suele asociarse con gobernantes, naciones o estados, lo que puede llevar a una interpretación incorrecta de los fines de estos movimientos, haciéndolos parecer autoritarios en lugar de independientes.

Para reflejar con mayor precisión el propósito de estos movimientos, tal vez sería mejor utilizar términos que destaquen su deseo de independencia personal bajo principios trascendentales, sin confundirlo con autoridad ni imposiciones sobre otros.

Algunas alternativas podrían ser, movimientos de autonomía ética, de libertad consciente o de autogobierno responsable por poner algunos ejemplos. Lo más relevante de esta reflexión es resaltar que soberanía y autonomía son conceptos distintos que no deben usarse como sinónimos. Llamar "movimientos de soberanía" a iniciativas que buscan independencia personal frente a sistemas externos puede ser un error conceptual. 

Por lo tanto, me despido con una reflexión: para movimientos que buscan desvincularse de un sistema y vivir bajo sus propias reglas, tal vez el término más adecuado no sería "movimiento de soberanía".

 

:: Isabel Ifei ::