Mi cuerpo cumple años;
Y yo.
Y cada pedacito de mi piel,
cada gota de miel
de mis entrañas.
Cumplen años
mis pies
y mis pestañas.
Cumplen años mis manos
y mis arrugas,
mis canas
y mis verrugas.
Mis ojos cumplen años
meses y días.
Corre el tiempo en mi sangre,
y con él,
llegan caños
de dolor y alegrías.
El mes de abril me cumple
y cada año,
cumplo también con él.
Le presto cuentas,
que a veces son de hiel
y otras de calma
tras las tormentas.
Le cuento como ha sido,
como es vivir
y sucumbir,
levantarse y caer
amar,
perder,
ganar,
ceder.
Cada heridita nueva,
que me dejó el besar,
le dejo ver,
cada arañazo,
que me trajo el llorar.
Y los contamos juntos,
el mes de abril
y yo,
discutiendo los dos,
cuales valen más puntos.
Los revisamos
en cada cumpleaños,
año tras año.
Dos viejos enemigos,
dos cómplices.
Mutuos testigos
de nuestros desengaños.
Mi mes de cumpleaños,
mi abril de recontar los daños
y poner en papel
los versos que me sobran
escritos con palabras
vestiditas de añil,
que en mis mares,
zozobran.
Mes de pensar
de amar la primavera que me vio florecer.
De recordar las calles
que me vieron crecer
y sonreir
por las dos hijas
que de mí vi nacer.
Miles de lluvias soplan mis velas.
Y yo
agradezco la vida,
la pasión y las fuerzas
con que a pesar de todo
enciendo mis candelas,
año tras año
con las llamas añiles
de mis abriles.
Isabel Salas