domingo, 25 de febrero de 2024

ARCHIVADO


Me hubiera gustado mucho poder dejar tu recuerdo en la repisa de los buenos amores. 

Ponerlo en un  lugar destacado.

Tal vez entre aquel amor que me enseñó a decir "que tanto es tantito" con aquella sonrisa de Veracruz  que me besaba en la esquina del Copo y otro, dorado y verde, que aún huele a arena de Piura y a juegos prohibidos que marcaron mucho más que mi piel.

O lo hubiera dejado cerca de aquel amor de noche sin estrellas que me enseñó a besar labios gigantes y a hacer cebras con nuestros dedos.

También hubiera quedado bonito cerca de mi amor de jabuticaba, un amor de ojos negros y sonrisa de sol que me acariciaba por dentro y por fuera con sus besos de hombre.

Que lindo hubiera quedado colocado allí, cerca de los otros amores bonitos que la vida me dio.

Cerca de ellos, entre ellos, junto a ellos y en mi corazón.

Traté de colocarlo, pero no encaja en ningún sitio.

Demasiado llorado, demasiado triste, demasiado mentido, demasiado cínico, y sobre todo demasiado falso.

Largos o cortos, los otros todos fueron verdaderos, correspondidos y decentes.

Amores que en su momento fueron amores y no dolores.

El tuyo , por desgracia, sólo tiene un lugar posible donde ser archivado: en el cajón de los objetos perdidos.

Junto al tiempo perdido y tantas otras cosas perdidas que se eclipsaron. Allí está ahora tu amor, junto a otras cosas inservibles  durmiendo aletargado en la penumbra de las cosas inútiles.

En cierto modo es triste pero también es justo.

Para ganarse un lugar en el corazón de una mujer hacen falta más cosas que palabras vacías y miradas esquivas.

Hacen falta más cosas, más tiempo y más verdad.

No sé decirte las cosas que descansan al lado de tu amor de tercera, no es discreción, ni ganas de no herirte, ni secreto, simplemente es que no las recuerdo.

Están allí por algo.

... y eso basta.


Isabel Salas