Rezar querría
como cuando era niña
y cantaba con fe
con flores a María.
Rezar
con aquellas palabras sencillas
que hoy, empolvadas,
podridas y ajadas
rebosan de polillas.
Un rezo de aquellos
que rezaba juntando las manos
cerrando los ojos
e hincando las rodillas.
Un rezo sin ecos profanos
sin luchas internas,
sin miedo
sin miedo
ni dudas avernas.
Rezarte quisiera
cobijada en la luz temblorosa
de la luz de las velas de cera.
Y poder convertir en poesía
la prosa jubilosa
que brota en la oración
pertinente y sincera.
Y querría también,
rezar con candor,
como ayer,
por la paz y el amor
Suplicar con fervor
que tu abrazo me ampare
y ampare a mis hijas.
Que tu mano las guíe,
y de todo peligro las guarde
tu poder protector.
Y quisiera también
que mi AMÉN
que mi AMÉN
tenga el viejo sabor
del viejo "amén " aquel
que solía sonar con valor.
Un amén poderoso,
que llenaba de luces mi senda
que llenaba de luces mi senda
cuando rezar sabía
y las flores de ofrenda,
cada mayo glorioso,
eran para María.
Isabel Salas