Tal vez un día,
si hay vida en las estrellas,
después de terminar nuestra jornada
y atravesar la hora de la muerte fría,
se agoten mis querellas,
se sosiegue mi alma alborotada
y podamos, al fin,
los dos,
hallar la vía,
que sin contras ni pros,
inunde nuestras almas
de frescor y alegría.
Tal vez sepamos
encontrar la manera de querernos,
el modo de acercarnos,
un método infalible para hablarnos,
llorar y perdonarnos,
para quién sabe,
al fin,
poder amarnos.
Será bonito,
ser estrella contigo,
conquistar un pedazo de cielo
y ser feliz, por fin,
a tu ladito.
Otras parejas,
mirarán nuevos cielos, cuando los dos
nos hayamos marchado.
Otros amores,
llorarán su destino
aturdiendo a la luna
con sus clamores.
Y yo,
sin lágrimas al fin,
para llorar tu ausencia,
seré luz encendida,
gozando
tu presencia.
Isabel Salas