La araña y el araño
se besaron.
Juraron respetarse,
amarse,
acompañarse
y nunca separarse.
La araña enamorada,
año tras año,
vivía en la ilusión
de ser amada.
Nunca esperó
el daño del araño,
sólo cariños
y salud para juntos,
ver crecer a los niños,
sus arañitos,
que nacieron tan verdes,
y tan bonitos.
Hasta que un día,
el araño traidor,
se fue con otra
y la dejó solita,
sin importarle nada
la tristeza infinita
de su carita.
La araña y el araño
se separaron.
Ya no hay amor ni risas
sólo estupor,
dolor
y desengaño.
Isabel Salas