Los cascabeles mueren.
Lo sé,
los matas tú.
Al dejar de latir,
son corazones
que dejan de sufrir.
Bailes parados,
suspendidos.
Paraguas olvidados.
Matas cascabelitos
y mariposas.
Pisas sonrisas
y revientas mis cosas
con tus palabras
que parecen preciosas.
Ya no hacen ruido mis campanitas
cuando te acercas.
Ya no hay olas de risas
ni miles de palabras
que amarren nuestas prisas.
Aplastaste el sonido
de las canciones.
Dejaste sin volumen
las emociones
y nada
nos quedó.
Solo las ganas
de lo que no pasó.
Bajaron las persianas
y la distancia,
convertida en desgana,
nos separó.
Isabel Salas