martes, 16 de abril de 2019

ABRAZO AÑEJO


Para las penas viejas,
poemas nuevos,
y renovadas 
flamantes buenas caras
para los malos 
tiempos longevos.

Nuevas ovejas
cantando el mismo salmo,
gritando el mismo amén,
para que nada obstruya
el chorro de aleluya
que bebe el palafrén.

Y en cada nueva muerte,
el mismo rostro triste
de cadáver inerte.

Inocencias frustradas
esperanzas podridas,
convicciones perdidas.

Y el mismo canto,
sumiso canturreo
que agradece el espanto
a esos crueles dioses
que imponen las llegadas
y los adioses.

Lo nuevo nace 
para hacerse viejo.

Por un instante
se abrazan ambos
en un abrazo añejo.

Y se despiden
desconsolados,
sin entender
porque nacen y mueren,
abandonados.

Isabel Salas