Estas personas viven tristes y derrotadas, aplastadas por la culpa y siempre candidatas a las sectas, a las depresiones y a vivir tratando de dar pena
Por otro lado veo gente que intenta sobreponerse a los pesares, cogen los toros por los cuernos, por el rabo o por los huevos dependiendo de por dónde lo pueden agarrar, miran de frente lo que les cae encima y separan muy bien lo que es culpa de ellos o de alguien y lo que es casualidad. No suelen vivir buscando culpables sino buscando soluciones, son personas con un gran sentido práctico y muchas veces hacen cosas increíblemente heroicas para salir de los agujeros donde ellos mismos se han metido o algún cabrón los ha empujado.
No es que estén siempre felices, pero saben sonreír, a pesar de los pesares, en los momentos en que buenamente se puede.
Y por otro lado hay gente también a la que observo con una mezcla de sorpresa y miedo. Son personas que para gestionar toda la realidad que no les gusta viven inventando realidades paralelas, idealizándolo todo, sea para el lado bueno o para el malo.
Lo mismo pueden hablar con amorosa devoción del padre irresponsable que los abandonó o adoran a sus hermanos problemáticos, disculpándolos por todo como si en vez de ser canallas desalmados, cometiesen simples travesuras sin importancia, que pueden también demonizar a quien ellos consideran el perfecto buey expiatorio para cargarle todas las culpas del universo y así sentirse ellos libres de responsabilidad.
Escogen voluntariamente vivir en el mundo de los colores inventados y nadie los baja del burro. He convivido con gente así, tanto con los que no quieren ver problemas en nada, insistiendo que son felices y afortunados "Peterpanes" sonrientes, como con los que ven problemas en todo y culpan a los demás de cada cosa errada que les sucede.
Tanto unos como otros han sido fuente de mucho sufrimiento.
Mucho.
Sigo aquí, pese a todo, y trato de aprender de todo y de todos, intento ver la realidad con los ojos bien abiertos y procuro responsabilizarme sólo de lo que honestamente creo que es culpa de mis decisiones infelices. Como dice el famoso Zombi de Pachuca, mi querido amigo Tonatiuh, qué es la vida sino la oportunidad de equivocarnos.
Yo he metido la pata de todas las maneras y algunas veces también, de casualidad, he acertado. Es cierto que pocas, pero sí, algunas cosas han salido bien y siempre he sido la primera sorprendida sin entender muy bien que lotería cósmica me había tocado.
Cuando otros tienen la culpa de las cosas que me hacen sufrir, lo veo claramente aunque no siempre lo disculpe y me cueste trabajo perdonar algunas cosas.
Por último entiendo que ante cosas que son inevitables no vale buscar responsabilidades sino soluciones pues los meteoritos existen y a veces nos caen encima. Es lo más difícil para mí, aceptar eso, me ha costado mucho entenderlo pero ya no tengo dudas, los meteoritos no son espejismos, son pedruscos de diferentes tamaños que caen donde les toca sin premeditación ni fatalismos.
Muchas personas me han preguntado en los últimos meses dónde busco inspiración o si lo que escribo es real y esta ha sido mi manera (rara) de responder: la realidad, tal y como yo la intento ver, es la mayor fuente de inspiración que conozco.
Basta tener el valor de mirarla de frente y saber ser honesto con uno mismo para que no nos falten el valor ni las palabras para hablar de ella, vivir en ella o escribir sobre ella.
No siempre es bonita, muchas veces es fea y debe ser eso lo que nos inspire a tratar de cambiarla. No idealizarla ni odiarla. Luchar por cambiar nuestra propia realidad y por qué no, cambiar también la del mundo en la medida que podamos dejándolo un poco mejor de lo que lo encontramos. Así de sencillo y de ambicioso.
Así de utópico y así de posible.
Isabel Salas