Pensamientos cortos, cortantes epigramas que nos asaltan de improviso. Deseos olvidados, profundos abismos que nos visitan con su ropa nueva. Risas musicales, amables, pareciendo pan, perfumadas, cálidas, cariñosas... amigas.
Preguntas densas, que flotan cuando las miramos y después se sumergen de nuevo como delfines sonrientes.
Silencios, miradas.
Besos.
Hambres antiguas y nuevas.
Sueños.
Helados.
Tiempos parados, impacientes, ansiosos.
Así son los domingos, siempre pintados de rojo. Como la rosa que me diste a cambio de un perdón.
Como fresas.
Rojos, igual que mis labios y mis ganas de ti.
Isabel Salas