Tengo dos pezones ilegales,
los dos rosados, pequeños,
preciosos,
casi iguales.
Tal vez uno, el izquierdo
sea un poco menor,
ya no me acuerdo,
y no quiero mirarlo
medirlo,
o comprobarlo,
porque es prohibido
mirar pezones,
aunque yo no consiga
imaginar por qué
ni discutir razones.
Mis dos lindos pezones,
tan agradables,
tan educados,
erectos como sables
o desarmados,
tan fuera de la ley
como los emigrantes
que sin carteles
de censurado,
(tan desalmados),
emigran sin papeles
y no
como turistas
como turistas
documentados.
Pezón de hembra,
emigrante ilegal,
sueña con ser
hombre documentado,
en playas argentinas
y en red social.
Isabel Salas