El olor de pan,
de suelo limpio,
de flan de abuela.
El olor del mar,
de zapatos nuevos,
de bola de nieve,
de las colonias que usaban
las personas que nos gustaban.
De pelo de madre,
de coches de amigos,
de fila de circo.
Olores buenos de momentos buenos
que nos hacen buenos.
Olores tatuados dentro de nuestros recuerdos
que sirve de moneda de rescate
para los días grises en que la vida se levanta mafiosa
y nos secuestra la alegría.
Para joder un poco,
sin maldad,
sin mala intención...
Ya sabéis como es ella a veces,
tan jodida,
la jodida vida.
Isabel Salas
DEL LIBRO: NAVAJA DE LLAVERO