viernes, 5 de marzo de 2021

PENTACABLE



El hombre llegó caminando tranquilamente. Se paró debajo de los árboles y sacó su flauta cuidadosamente.

Gestos ceremoniales de quien realiza una tarea importante. Levantó la vista, elevó su espíritu y se llevó la flauta a los labios. Miraba las notas que iba a tocar por vez primera. Notas vivas e inesperadas. Inexplicables. 

Indomadas.

Tomó aire, posicionó los dedos y se dispuso inspirado a interpretar la música que se leía en los cables. Los pájaros pensaron en espantarse, pero algo les resultó familiar en aquella melodía que los hizo quedarse. Tal vez sintieron que estaba hecha para ellos porque no tenían capacidad de entender que estaba hecha por ellos.

No podían saber que ese es el trabajo del artista, mostrarnos la música que hacemos sin querer.

Pocos fueron testigos de aquel momento. Era temprano y no prestaron atención al sonido de flauta que bailaba flotando. Eso no le importó al flautista. Cuando terminó se alejó caminando serenamente. Acarició su flauta con cariño antes de guardarla. Gestos ceremoniales de quien se sabe importante.

Cerró los ojos, recogió su espíritu y agradeció por su corazón de artista.

Isabel  Salas