Una greñuda auto ayuda,
(supuestamente poética),
impertinente y bocuda,
exegética y patética,
campa en los campos sin fin
del poema gachupín.
Insultos y palabrotas,
improperios que, a destajo,
chorrean en cuentagotas
junto a cualquier latinajo,
del que poeta esté afín
para añadirle estopín.
Consejos indeseados
pareceres aburridos
opiniones y recados
resuenan como chirridos.
Poemas insoportables
que nos hieren los oídos,
discursos indeseables,
reflexiones,
pedantes definiciones,
basuras indefensables.
Así es la nueva poesía
que nos ha impuesto la joda.
Como cualquier otra moda,
ya que tanto me incomoda,
espero que pase un día.
Isabel Salas