jueves, 22 de junio de 2017

MALA JUGADA



Hubiera sido magnífico nacer  con garantías e instrucciones de uso, así nadie nos estropearía por no saber usarnos.

Nacer sabiendo que el final feliz nos corresponde por derecho divino. No tener que sufrir con la tortura de la incertidumbre y poder sentir paz desde el mismo instante del primer aire entrando en nuestros pulmoncitos vírgenes.

Hubiera estado bien conocer los secretos de las sonrisas francas y poder ver siempre las miradas serenas del amor sincero, pero por lo visto, el Dios de la lotería cósmica tiene un pésimo sentido del humor y a veces ganan los malos.

Isabel Salas

domingo, 18 de junio de 2017

TODO ESO TENGO




Cada ventana tiene su propia manera de asomarse al mundo.






Tengo una flor para ti.

Un libro.
Una canción.
Tengo una risa sin prisa.
Una selva con león.

Una arena,
una luna.
Una pena.

 Una estrella.
Una mirada
Una llamada.

Tengo una cama.
Un collar
Una escalera,
Un suspiro.

 Tu nombre escondido.

Mis ganas
Mi fuerza.
Mi llanto,
Mis canas.

 Todo eso tengo
¿Te cabe?





Isabel Salas











DOS ESTRELLAS



Tal vez un día,
si hay vida en las estrellas,
después de terminar nuestra jornada
y atravesar la hora de la muerte fría,
se agoten mis querellas,
se sosiegue mi alma alborotada
y podamos, al fin, 
los dos,
hallar la vía,
que sin contras ni pros,
inunde nuestras almas
de frescor y alegría.

Tal vez sepamos
encontrar la manera de querernos,
el modo de acercarnos,
un método infalible para hablarnos,
llorar y perdonarnos,
para quién sabe,
al fin,
poder amarnos.

Será bonito,
ser estrella contigo,
 conquistar un pedazo de cielo
y ser feliz, por fin,
a tu ladito.

Otras parejas,
mirarán nuevos cielos, cuando los dos 
nos hayamos marchado.

Otros amores,
llorarán su destino
aturdiendo a la luna 
con sus clamores.

Y yo, 
sin  lágrimas al fin,
para llorar tu ausencia,
seré luz encendida, 
gozando
tu presencia.

Isabel Salas

lunes, 29 de mayo de 2017

TE CONOZCO


Conozco cada uno de tus gritos.
Contigo, uno a uno,
los grité.

Conozco sus olores,
y la sangre que mana
de sus colores.

Entiendo dónde nacen
y qué dicen, 
lo que te hacen
al brotar
y porqué lloran
cuando maldicen
al gritar.

Sé más que tú 
de ellos,
y de dónde vinieron.

Sé 
hacia dónde caminan
al deslizarse
por la pista de hielo
donde patinan,
y sé, 
porque los conozco,
que no tienen blancura.

Son la negrura,
de tu locura.


Isabel Salas




martes, 23 de mayo de 2017

LALO CURA


Laos curidad bienenten dida
em piezaysi guepor unomis mo,
hastaquenos sepul taenlane grura,
nosempu jasindo lor hastaela bismo
y allíporfin, alfin, 
nosma ta lalo cura.

Isabel Salas

martes, 2 de mayo de 2017

TÚ SUEÑA, YO COBRO


Los que siempre se forran, ya se han forrado vendiéndole a los gordos cosas para adelgazar o ropa para obesos, les da lo mismo, a los borrachos les venden bebidas o clínicas de desintoxicación, indistintamente, según se presenten las cosas, a los fumadores, tabaco, pipas, papel de liar o libros para dejar de fumar.

A los que se aman, les ofrecen vestidos de boda, viajes de miel y divorcios, abogados, terapias de pareja y todo lo que se te ocurra, a las putas, bolsitos dorados, cepillos de dientes y tinte para el pelo primero, después, dientes postizos, pelucas y batitas de guata.

Todos somos un negocio y siempre hay un cabrón vendiéndonos algo.

Y ahora, además, las hadas madrinas del siglo XXI abren agencias de viajes o editoras, y te ayudan a cumplir tus sueños, que para eso nacieron. Nunca el mundo conoció tantos empresarios solidarios. Me imagino a sus dueños en el cole hace veinticinco años cuando la maestra preguntaba que iban a ser de mayores y la cara de gilipollas que se le debía quedar a la pobre mujer cuando ellos contestaran: hada madrina, agente de viajes o editor.

En el caso de las editoras que nacen como setas cada semana y que son lo que más conozco, porque no tengo dinero para soñar con viajes, escogen un equipo de altruistas comerciales que trabajan siguiendo todos el mismo patrón, primero te localizan en los grupos donde los aspirantes a escritor publican sus creaciones y te dejan mareado llenándote de elogios, después te cobran un huevo por una maquetación mediocre y una tirada de pocos o muchos ejemplares según tengas de lana, más tarde le venden cuarenta libros a tus cuarenta parientes y se van a buscar otro soñador dispuesto a pagar por ver su libro editado.

Tú te quedas con los libros que sobraron, te compras un muñeco vudú de Paulo Coelho y haces un trato con el diablo para que te ponga en contacto con un buen vendedor. 

Un vendedor de libros, no uno de sueños.

No el que "mereces", sino el que necesitas.

Isabel Salas