Que triste es mi tristeza a veces,
incluso sin trigales o sin trigo
y sin los tres putos tigres.
Estando sola
o contigo.
Pura tristeza triste.
Pesarosa melancolía a secas,
daño infringido a pedacitos míos
arrancados a uña.
Triste tristeza mía teñida de negrura,
de muecas huecas
que el desaliento acuña.
Tristeza letal
que atora el canal de respirar
dejándolo chiquito,
convirtiendo en deporte radical
la acción tradicional
de resollar.
Que triste es
estar tan triste así, tan triste y gris,
tan afligido,
tan aquejado y tan de luto.
Tan compungido,
sintiendo honda la mordida
de un dolor tan puto.
Tanta melancolía
hace que esta tristeza mía
contamine el mar
y azul mis ojos.
Hace que infecte el aire
que sale de las penas
pasando por mi boca
arrastrando despojos,
cocinando dolores
y quemando
rastrojos.
Triste tristeza trigueña
de tigres glotones
que sirve para hacer trabalenguas
sobre mujeres, hombres o niñas,
declamando corrido
o a tropezones.
Isabel Salas