El mar,
que siempre me estuvo esperando,
abrazó mis pies
y secó mis lágrimas,
como hacen las cosas los mares,
a lo grande,
a lo azul,
a lo profundo.
Y yo
volví a ser la niña
capaz de tratar de atrapar
su alma de espuma,
sonriendo,
como hacen las cosas las niñas,
como hacen las cosas las niñas,
a lo inmenso,
a lo blanco,
a lo rotundo.
Mientras él murmuraba,
entre olas,
palabras de amor
plantando sonrisas en mi abismo abisal,
yo intentaba volver a creer
que, sin magia, la vida,
es vacía,
falaz e irreal.
Isabel Salas
Dedicado a Julia Ruiz, una de esas lectoras que pesqué en su día con un poema y que hoy forma parte de mi universo como yo del suyo. Las redes permiten que quien escribe y quien lee dejen de ser desconocidos que se abrazan en un poema para ser mucho más.
Ponerle cara y nombre a alguien que se acerca a mi blog o compra un libro, es un privilegio que escritores de otros tiempos no pudieron tener y agradezco mucho esa posibilidad.
Un abrazo Julia!