lunes, 23 de mayo de 2022

VIAJE A TU MENTE



Me convidaste a entrar en tu mente y entré. 

Al principio con cuidado, andando de puntillas con miedos variados, de molestar, de dejar caer, de ser demasiado notada. Después de algunas semanas, se me olvidaron todos los temores y empecé a revolver. Acaricié suelos y paredes, levanté alfombras, me senté en todos tus sillones. Abrí tu nevera, me lavé en tu ducha, respiré tu aire.

Me regalaste una llave de papel y la acepté. 

Con ella puedo entrar cuando yo quiero y cuando no estás mirando entro a  jugar con  tus cosas. Cambio objetos de lugar en la cocina, mientras escribes en el salón duermo en tu cama y cuando sales a trabajar, riego tus rosas y ordeno tus revistas.

Anoche coincidimos los dos en tu pasillo.
No te enfadaste.
No me asusté.
No nos tocamos ni nos agarramos. 

Convertimos tu casa en un castillo encantado y apenas paseamos. Juntos anduvimos por cada estancia, abrimos los cajones, y olimos la fragancia de nuestros corazones perfumando el espacio entre tus letras.

Me gustó ese paseo, la compañía, el ruido de mis tacones en tu eco. Me gustaron las risas de los dos bailando juntas dentro de tus huecos. Me gustó estar allí, contigo, y prometo volver mientras tenga la llave prestada de papel. 

Me gustas tú.

Isabel Salas




domingo, 15 de mayo de 2022

ESCRIBIR



Escoger las palabras exactas para escribir, es contar balas o dar patadas en huevos enemigos. Dar golpes en  cosas que me asustan, unas porque parecen muertas y podrían convertirse en fantasmas delante de mis ojos y otras, porque se mueven demasiado y remueven el aire y mis entrañas o las cosas que flotan o lo que respiramos con abusada intensidad

Escribir es mi manera de morder,  de arañar, de besar, de hacer que te cabrees con la tenue esperanza de que revientes o vengas a ordenarme el armario, o a arreglarme la acera que volvió a levantarse hace unos días por culpa de la misma raíz del mismo árbol del mismo vecino. Aquel que siempre nos miraba cuando me besabas antes de irte.

Es imaginar que vuelo, que sobrevivo, que permanezco aquí o entera, mientras me parto y el crujido se aleja hacia Saturno imitando una ola sin surfista.

Fantasear que pertenezco a alguien, que poseo,  que puedo, que estoy, que me voy cuando vengo y regreso.

Un manera que ni siquiera es mía, pues yo no la inventé, ni la compré. Caí en ella cuando caí en el pozo negro del desconsuelo, y sin querer, acerté con la forma de elevarme de nuevo, diciendo cosas que no pensaba, gritando, abriendo la boca de la mente, dejando los sonidos derramarse para afuera de mí.

Los proyectiles nunca piensan, ni las palabras de hacer poemas. No se meditan. Como las balas de las armas, brotan  del cañón de nuestras almas. salen al mundo y matan al que encuentran en el camino. 

Sin pasión ni rencor.

Es es su trabajo  y nadie culpa al pozo por existir ni al poeta por disparar poemas para salir.

Isabel Salas

viernes, 6 de mayo de 2022

SIN ALARDES


Mauricio pasó el día mandando y contestando recaditos melosos de su novia.

Ella pretendía hacer del día de San Valentín un día glorioso,  un día de los enamorados especial y diferente a todos los otros que habían vivido por separado, quería sentirse la legítima protagonista de la historia de amor increíble que él había fabricado alrededor de ambos y que en el fondo ninguno de ellos creía.

Cuarentones, decepcionados de la vida y cínicos por igual, se habían embarcado en aquel romance de leyenda como los dos idiotas aburridos que eran, jugando a dar envidia a los antiguos compañeros de instituto y fingiendo ser y estar felices como nunca.

Las hijas de él no prestaban atención a las payasadas de su padre, desde hacía muchos años, pues estaban cansadas de verlo competir desde siempre con ellas, para ser el centro de todos los afectos, el Peter Pan más niño que sus propias hijas y el más necesitado de cariño,  el niño inmaduro de ojos tristes que siempre quiso ser protegido, más que proteger y siempre buscó ser amado más que amar.

Los hijos de su novia también preferían hacerse los muertos, miraban de reojo como las piernas celulíticas de su madre saludaban al mundo desde las minifaldas que ella, patéticamente, se empeñada en usar y de las que sus compañeros del colegio tanto se reían.  Todos hablaban de ellas cuando iba a buscarlos en la nueva camioneta que su padre les había comprado como parte de sus compromiso de ex marido. Intentaban llevar con humor aquella experiencia nueva de la madre madurita que se cree un "sex simbol" mientras ella vivía una segunda juventud al amparo de aquel amor forzado y artificial que las amigas tanto admiraban y que sus propios hijos no se creían por mucho que ella intentara envolverlos en aquella locura romántica.

El día transcurrió entre mensajes y llamadas siguiendo escrupulosamente el estricto protocolo del amor que vive de apariencias: manifestaciones públicas y privadas de amor y el hartazgo interior, vivido a solas, que tanta tontería les producía.

Por la tarde, después de pensarlo mucho,  Mauricio decidió mandar el único mensaje que de verdad le interesaba, a la única mujer que de verdad quería y que ya no era nada suyo. La había perdido por cobarde, y lo sabía, pero aún así le mandó un cortés  "Cómo estás", pensando que ella entendería que por ser día de San Valentín, significaba mucho más que un simple saludo.

Esperó impaciente la respuesta, pero nunca la hubo.

Ella borró su mensaje sin abrirlo, justo antes de mandarle otro a su chico: "Que tal tu día, el mío genial, desando verte".

La respuesta de él no tardó en llegar: "El mío soñando contigo, llego en treinta minutos". Ella sonrió, al leer la respuesta, ninguno de los dos había aludido, en todo el día, al hecho de ser el día de los enamorados ni se habían llamado para felicitarse, sin embargo, ella sabía que él tendría una sorpresa para ella, algo íntimo, secreto, que sería imposible  compartir con nadie.

Discreto, de ellos, sin alardes y sin público.

Isabel Salas

domingo, 1 de mayo de 2022

UN POEMA PARA TI


No siempre tengo un poema para ti.

Algunas veces es sólo una frase,
una puerta trancada con cerrojo,
dos vidas para la siguiente fase,
o el brote doloroso de un redrojo.

A veces te doy espinas sin la rosa,
te regalo silencios bifurcados,
te golpea la rabia de mi prosa,
te hieren mis dardos envenenados.


Tengo también la pena del despecho,
 heridas abiertas que hasta hoy respiran,
un amor dormido enterrado en mi pecho,
flores muertas que de noche suspiran.

Y a veces mi dolor se vuelve llanto,
otras mi gris congoja te golpea,
me escondo bajo el negro de mi manto
y deseo la suerte de la fea.

Isabel Salas


sábado, 30 de abril de 2022

VENUS DE WILLENDORF


 

Siempre me llamó la atención la escultura de la Venus de Willendorf, descubierta en 1908 en Austria, que según los entendidos es  una de las figuras más icónicas del arte paleolítico. Lo curioso es que, a pesar de su pequeño tamaño (apenas 11 centímetros), ha desatado un debate enorme entre arqueólogos, antropólogos y artistas acerca de su propósito y significado y a mí me encantan todos los asuntos donde no hay acuerdo.

Una anécdota interesante sobre la Venus de Willendorf es que, durante mucho tiempo, fue interpretada como un símbolo de fertilidad o un "ídolo" de culto a la maternidad, por su representación de una figura femenina con caderas anchas, grandes senos y vientre prominente, lo que parece enfatizar la capacidad reproductiva. Sin embargo, en los últimos años, algunos investigadores han propuesto teorías alternativas. Una de ellas, bastante sorprendente, es que la figura podría ser una representación de una mujer vista desde la propia perspectiva de la artista. Como si la talla representara la visión que una mujer tenía de su propio cuerpo mirando hacia abajo, lo que explicaría las proporciones exageradas de los senos y el vientre. Esto parece bastante posible y no elimina la anterior teoría, simplemente propone que quien esculpió la Venus de piedra era otra mujer, una de verdad.

Otra anécdota interesante es que cuando se encontró la Venus, los arqueólogos machirulos inicialmente la llamaron "Venus" de manera irónica, porque representaba el opuesto de los ideales clásicos de belleza femenina de la época. En la Antigua Grecia, las esculturas de Venus (Afrodita) mostraban mujeres delgadas y estilizadas, y la Venus de Willendorf se convirtió en un símbolo prehistórico que mostraba cómo los ideales de belleza han cambiado drásticamente a lo largo del tiempo.

También hubo mucha especulación sobre si la Venus llevaba algún tipo de vestimenta o si estaba completamente desnuda. Después de observar con mayor detalle su cabeza, algunos expertos piensan que lo que antes se consideraba cabello, en realidad podría ser algún tipo de gorro o adorno.

Es increíble cómo una pequeña figura, de hace 30,000 años, aún guarda tanto misterio y provoca tantas interpretaciones. Me llama la atención como una estatuilla tan inocente termina siendo usada para, tras ponerle sarcásticamente el nombre "venus", ridiculizar  el cuerpo de la hembra después de parir y criar a sus hijos.

Que poquito hemos evolucionado en algunos aspectos.


Isabel Salas

domingo, 24 de abril de 2022

LOS DOMINGOS



Pensamientos cortos, cortantes epigramas que nos asaltan de improviso. Deseos olvidados, profundos abismos que nos visitan con su ropa nueva. Risas musicales, amables, pareciendo pan, perfumadas, cálidas, cariñosas... amigas.

Preguntas densas, que flotan cuando las miramos y después se sumergen de nuevo como delfines sonrientes.

Silencios, miradas.
Besos.
Hambres antiguas y nuevas.
Sueños.

Helados.

Tiempos parados, impacientes, ansiosos.

Así son los domingos,
siempre pintados de rojo. Como la rosa que me diste a cambio de un perdón. 

Como fresas.

Rojos,  igual que mis labios y mis ganas de ti.

Isabel Salas




domingo, 3 de abril de 2022

SIN BESOS


Pasear por una ciudad donde nunca has besado, es sentirse delante de todas las puertas cerradas del mundo y no saber como hacer para que alguien abra una de ellas y, con una sonrisa,  te invite a un café en una cocina que huela a navidades.

Las puertas cerradas siempre tienen ese misterio agridulce de las promesas que otros intercambian en el banco de al lado. Funcionan casi con las mismas palabras mágicas que los corazones escarmentados o los árboles desnudos. A veces conseguimos encontrar el abracadabra que rompe el hechizo y nos permite traspasar todos los umbrales y todas las murallas y otras no.

Otras te tienes que conformar con mirar las promesas desde fuera y oler las cocinas a lo lejos, con escuchar las caricias desde el banco vecino y aprender a cerrar los ojos para que tu amigo el sol pueda acariciarte cuando, al borde del agotamiento, decidas descansar apoyando la espalda en alguna pared, de alguna esquina, de alguna ciudad donde nunca hayas besado.

El sol es tan nuestro, que no importa si nos encuentra andando por nuestro barrio o por el barrio de una ciudad ajena, siempre nos reconoce, siempre nos acaricia la mejilla con su roce amarillo, y a veces, cuando se alegra mucho de vernos, se mete en las hojas doradas de otoño y las hace brillar con su fuego. Después se desprende de los árboles, nos cerca, nos besa y nos hace sentir menos solos en medio de tantas puertas cerradas.

Más calientes, más amados.

Mucho menos extranjeros.

Isabel Salas  





viernes, 1 de abril de 2022

BUENOS DÍAS MÁGICOS


He pintado 
con los colores de tu volcán 
un Buenos días  
en el cielo de hoy.

Cuando te despiertes 
él será un imán
que te traerá 
hasta donde estoy.

Debajo de mi pelo, 
junto a mí.

Al lado de las cosas que eran mías,
mis amigos, mi casa, 
mi ciudad,
desde siempre esperándote
sabiendo 
que vendrías.

Ya no serán mis cosas, 
serán nuestras,
 ya no habrá tuyo o mío.
Serán dos manos diestras.
Nuestras dos aguas 
en el mismo río.

Pinté este Buenos días con amor
por los dos que te debo 
retrasados,
días atrapados 
en  despertares sin sabor,
robados, 
por rencores aboyados.

Te debía este cielo,  
 cuatro metros de abrazos, 
cinco kilos de besos
y tres litros de risas.

Y aquí los tienes.
Tuyos.
Pintados para ti 
con amor 
y sin prisas.

Isabel Salas