miércoles, 7 de febrero de 2024

JAMÁS



Tu sonrisa se abre oliendo a "jamás", esa flor que nace sin pétalos para ser deshojada y que no sirve para tentar la suerte, jugando con la muerte de la flor adivina que dice sí o no

Miro tus ojos sin querer prenderme en ellos, sabiendo como sé, que no son míos ni lo serán, que no me miras como yo te miro, ni me amarás como yo te amo desde el tercer segundo. 

No te duermes diciendo mi nombre ni sueñas conmigo.

Tus mapas no traen mi dirección. Tu piel y tu abrazo no buscan los abrazos de mi piel y tu  alma vagabunda no busca posada en mi corazón. Yo no quiero decirte que te quiero dentro de todas las cosas que consigo escribir o abrir, y aunque quisiera, me aguantaría.

Aún así, nos paramos de pie rodeados de oscuro y hombro con hombro, levantamos la cabeza para mirar el cielo juntos. Comentamos la vida y hablamos de las estrellas como si las conociéramos por todos sus nombres, sin miedo de que se terminen y sin prisa por decirnos adiós. A veces quiero decirte que levantar la frente para mirarlas te obliga a erguirte y que es así que me gusta verte, pero me callo y te escucho, mirando de ladito como la noche te deja azul.

Todavía no hemos mirado dentro de los ojos del otro porque no sabemos si queremos ver lo que sabemos que vamos a encontrar. Estamos en el primer paso del primer escalón de la primera caricia y a pesar de ser tan  corto el camino andado, ya pusiste tu bandera en mi luna.

Lo negaré todo si me preguntas y cuando me beses, que me besarás, cerraré los ojos para no asustarte con el vacío infinito que no podrás llenar.

Te diré vete en vez de quédate y te empujaré después de amarnos. No voy a pedirte que me escribas canciones y menos que te duermas en mí mientras toco tu pelo.

No diré nada cuando digas "me voy" y no sabrás si lloro.

Decidí no quererte y así será. 

No amarrarme, no subir a tu cielo mi cometa azul, no beberme tu agua ni nadar en tu mar.

Decidí muchas cosas y todas duelen como hijos muertos antes de nacer. Todas arrancan pedacitos de alma como si fueran pétalos de flores de adivinar amores y todos los cachitos dicen no.

Que no.
Que no debo quererte y nunca te querré.
Que llegaste muy tarde y ya no queda nada que apostar o perder.

No importa lo que digas.
No te voy a querer.


Isabel Salas

sábado, 3 de febrero de 2024

HORMIGAS Y LÁGRIMAS


Hay ovejas que parecen nubes y psicólogos que parecen manchas de flujo en bragas de putas. Parece raro, pero así es.

No suelo comentar esas cosas con nadie porque la mayoría de la gente que conozco es capaz de tumbarse en un prado a mirar las nubes y buscarles parecido con corderos y elefantes pero jamás se ponen a mirar ovejas con la misma intención (y mucho menos observan psicólogos tratando de ver a que mancha se parecen).

Por lo que sea, así son las cosas. 

Por eso me callo, para no molestar, para no ser siempre la "rara" que comenta lo que los otros ni se atreven a pensar. Por bondad y también por poseer un cierto grado de altruismo protector. No quiero que la gente se asuste, prefiero que los que me rodean sigan buscando ovejas en el cielo, tan tranquilos, mientras yo busco nubes en los erizos o en las hormigas del patio.

Por cierto, por mi acera también pasan todos los días varias hormigas y una de ellas, chiquita y fuerte, me llama siempre la atención. Me recuerda, en cierto modo, una de esas nubes de tormenta cargada de rayos. En la fila de hormigas suele ser la tercera y siempre pasa sonriendo arrastrando pedacitos de hojas o gotitas de agua. Si te fijas bien la verás haciendo un saludo  medio militar con su bracito libre.

Tengo ganas de inventarle una religión para que pueda tener un día de fiesta a la semana y descansar como otros animales hacen, pero no sé si puedo inventarme una religión así porque sí, sin más, lo mismo hay que tener diploma o algo, no lo sé.

Si un día puedo, lo haré, le inventaré una religión bonita llena de leyes y días de fiesta que ayude a mi hormiga a ser feliz, la guíe hacia su cielo y me quite a mí esa pesadumbre gris de ver como trabaja los domingos y los viernes santos como si el descanso no existiera.

La diferencia de tamaño entre nosotras, impide que ella y yo nos podamos fundir en unos de esos abrazos navideños tan entrañables. Una pena. Me encantaría abrazarla mirándola a los ojos acto seguido para que vea cuanto la quiero. Nuestras miradas se llenarían de lágrimas y tal vez se oyesen violonchelos.

Nos sentaríamos después ella y yo a mirar las lagrimitas con mucha atención y trataríamos de adivinar a qué se parecen. Ya sabéis que las hay que parecen ballenas con patines y otras psicólogos pintores.

Lo pasaríamos genial.

Isabel Salas




martes, 30 de enero de 2024

LA LUNA Y SU POETA



Yo soy tu luna,
redonda, blanca, plena.
A veces decreciendo
y otras,
en tus brazos,
llena.

Soy tu bonita luna
que te pide 
que la colmes de besos,
y tú ,
 por estar lejos
me escribes versos.

Soy tu lunita nueva,
que se renueva con tu cariño.

Cada mes un poema, 
una canción 
que risueña, 
me lleva a cantar 
en tu pecho de niño,
nuevas canciones
 de amores, puros deseos 
y bellas sensaciones.

Soy tu luna caliente
de ardiente 
luz azul.

Eres el planeta 
alrededor del cual,
bailo con mis zapatos de charol.
Eres mi poeta.
Y todos saben 
que  luna con poeta
no necesita sol.

Isabel Salas


lunes, 22 de enero de 2024

ARDILLA Y FLOR (AMARILLA)


 Y he aquí,
que en medio de la hecatombe, 
una ardillita de Viena,
antes que mi alma se combe
doblada por el dolor,
me obsequia con una escena
que a los perversos humilla
cuando acerca su mejilla
a la una magnífica flor
que simboliza el dolor
que a nuestro siglo
mancilla.

Entre cambios de gobiernos,
elecciones, votaciones,
terremotos, desconciertos
corrupción y vacaciones, 
esta ardillita ejemplar
con su gesto peculiar
nos recuerda que abrazar, 
besar, oler, disfrutar
acariciar y mecer,
son sinónimos de amar.

Isabel Salas

jueves, 4 de enero de 2024

PARA TI







Acumulo palabras deseando contártelo todo. Mis novedades, las preocupaciones, los nuevos planes, las angustias del día a día y de los días del futuro cuando los hijos no estén y la madre se haya ido. 

Necesito explicártelo ahora porque tal vez en ese futuro tú tampoco estés y no sé si podré aguantar. Confío en que si me explicas hoy como hacerlo, podré recordar tus palabras y ser capaz. Quiero llegar y sentarme para decirte lo mucho que me importas y lo esencial que eres. Comer contigo, cocinar para ti, tocarnos en el sofá mientras me cuentas cosas de tu trabajo. Me imagino allí, atenta a tus palabras, haciéndote comprender con mi actitud lo mucho que te quiero y lo interesante que es todo lo que me cuentas.

También he pensado en la ropa que vestiré la próxima vez que te vea, que perfume usaré. Planeo pintarme las uñas unas horas antes de nuestro encuentro para que estén impecables pero secas, el pelo limpio, la depilación perfecta.

Y llega el día, me dices ven mañana, tú puedes, yo puedo y el universo gira y se expande como nunca, perfecto y flotante. Paso horas impaciente, contenta, duermo mal pero me despierto bien y me levanto cansada pero fuerte. Todo organizado. Llego a tu casa con mis palabras, mis planes, mis angustias, mis uñas, mi ropa, mi pelo limpio, mi depilación y mis ganas de cocinar. Y como siempre , mi ropa ni la miras y antes de darme cuenta ya ni sé donde está, el peinado no dura ni un minuto en tus manos, las palabras no salen, se esconden todas juntitas porque es hora de que otros sonidos salgan por la boca, suspiros, sollozos y risas. 

No comemos, nadie cocina porque no hay tiempo, en esas pocas horas nos amamos y nos miramos. Ni siquiera nos decimos si nos queremos.¿Para qué? Si no nos quisiéramos no estaríamos allí.

En vez de contarme las cosas de tu trabajo en el sofá antes de besarnos, me las cuentas en tu cama después de comernos vivos, con tu mano en mi cabeza jugando con mi pelo y dejándolo más despeinado todavía.

Yo no te cuento nada, parece que necesitas hablar más que yo, pero no me explicas nada extraordinario ni trascendental, me hablas de tus compañeros de trabajo, de un programa que oíste en la radio y de tu abuela que está vieja y cada día más canija. Yo lo escucho todo pero estoy atenta a tus dedos, disfrutando anticipadamente cada vez  que se mueven y tratando de adivinar donde me vas a tocar, sin que eso me impida captar tu dolor por la futura muerte de la abuela.

Se acaban nuestras horas y debo irme. Me miras mientras me preparo. Sonríes. Me preguntas si quiero agua. Nos miramos más y reímos de nuevo, varias veces. Nos duelen esos músculos olvidados que sólo se usan para hacer amor y sabemos que mañana dolerán más porque siempre es así, nos duele, pero nos gusta, entendemos que ese dolor es el regalo del cuerpo agradecido después de unas horas de fiesta.

Al regresar me doy cuenta de que mis angustias por el futuro, los miedos, los disgustos que deseaba compartir contigo en palabras , ya no están. Como siempre has neutralizado todos los males con tus besos poderosos. Me siento en paz, feliz, amada, afortunada, brillante. Pienso que el dolor del cuerpo es como analgésico para el dolor del alma y lo disfruto.

En el camino que me lleva a la parte de mi vida donde no estás, voy empezando a acumular nuevos temas de conversación y otras palabras para la próxima vez. Palabras que no saldrán de mi boca porque tú estarás usando mi boca para otras cosas. Sé que no hablaré, pero que estar contigo es mejor que hablar. Que eres la mejor terapia para mi.

Llego delante de mi casa llena de gratitud y de alegría, antes de entrar aún quiero escucharte por última vez antes de sumergirme en lo cotidiano. Atiendes el teléfono medio dormido y te pregunto:
- ¿ Te gustó el color de mis uñas?
Y me dices:
- ¿Pero tú tienes uñas?. No me había fijado.

Nos reímos de nuevo y entro en casa pensando que además de besar muy bien, tienes el maravilloso poder de hacerme reír con cualquier tontería y eso sí es imprescindible para que el universo flote ordenadamente. 

Al menos el mío.

Isabel  Salas


















viernes, 22 de diciembre de 2023

MI LUGAR AL SOL


Después de varias semanas sintiéndome un elefante en la cristalería, hoy por fin ha amanecido el día con el ruido acelerado de páginas pasando. Lo acompañaba un aire anaranjado de esos que lo pinta todo con colores de mesita de terraza esperando que lleguen los clientes. Me quedé feliz porque necesitaba recordar exactamente eso, que no todas las sillas estarán llenas cuando llegue al próximo lugar donde me esperan.

Me reconfortó la idea. Era una de esas ideas con música incorporada, olía a sábana caliente de sol y a tostada con miel. Su llegada sirvió para que pudiera sonreirle un tantito a mi alma malherida y animarla a empaquetar. 

Otra vez llega la hora de hacer maletas y de nuevo el viaje nos llama. Más trenes, más kilómetros, nuevos lugares nos esperan. Por enésima vez nos alejaremos de lo que no pudo ser y trataremos de llegar, a lo que sí quiera serlo. Dejaré atrás otro corazón rodeado de inexpugnables muros, y me esforzaré en olvidar como brillaban los ojos de su dueño o como me habría gustado que dijera mi nombre adornándolo con estrellas.

Detesto ese aroma de guerra perdida al que huelen algunos perfumes masculinos, impregna mi ropa de derrota y me hace temer que el destino se burla de mi, que de nuevo llego demasiado tarde y todos los asientos están ocupados, todo el pescado vendido y todas las esperanzas muertas.

Hoy amanecí con el propósito renovado y solemne de seguir caminando hasta encontrar mi lugar al sol: Esa silla que fue hecha para mí y me espera, vacía, templada y ansiosa.

Isabel Salas

lunes, 18 de diciembre de 2023

LA DUDA



Me gusta imaginarte así,
caminando helado por un lugar hostil,
pedregoso, hosco,
inhóspito bañil.

Tus zapatos mojados, 
tus pies fríos,
tus ojos blindados,
tus hombros caídos.

Y en centro del alma
la duda eterna, 
palpitante,
del que habría pasado,
de haber tenido enjalma
y mano tierna
en aquel cruel instante
en el que haberme  amado
pasó de ser posible
a ser la opción averna.

Isabel Salas 






martes, 12 de diciembre de 2023

QUIERO TÚ

Quiero pan,
un café, 
un buenos días.

Suerte,
salud, alegrías.

Quiero andar feliz,
quiero ser feliz,
estar feliz.

El café, la suerte,
la salud, el pan, 
la alegría...
todo
hasta la muerte
contigo ti.

Mi día con tú.
Feliz con ti.
Yo quiero tú.

Isabel Salas