viernes, 5 de marzo de 2021

PENTACABLE



El hombre llegó caminando tranquilamente. Se paró debajo de los árboles y sacó su flauta cuidadosamente.

Gestos ceremoniales de quien realiza una tarea importante. Levantó la vista, elevó su espíritu y se llevó la flauta a los labios. Miraba las notas que iba a tocar por vez primera. Notas vivas e inesperadas. Inexplicables. 

Indomadas.

Tomó aire, posicionó los dedos y se dispuso inspirado a interpretar la música que se leía en los cables. Los pájaros pensaron en espantarse, pero algo les resultó familiar en aquella melodía que los hizo quedarse. Tal vez sintieron que estaba hecha para ellos porque no tenían capacidad de entender que estaba hecha por ellos.

No podían saber que ese es el trabajo del artista, mostrarnos la música que hacemos sin querer.

Pocos fueron testigos de aquel momento. Era temprano y no prestaron atención al sonido de flauta que bailaba flotando. Eso no le importó al flautista. Cuando terminó se alejó caminando serenamente. Acarició su flauta con cariño antes de guardarla. Gestos ceremoniales de quien se sabe importante.

Cerró los ojos, recogió su espíritu y agradeció por su corazón de artista.

Isabel  Salas

lunes, 1 de marzo de 2021

NIEVE DE LANA



Algunos corazones, como el mío, tienen agujeros demasiado hondos.
 

Son agujeros llenos de vacío y precisamente por eso, nada los puede llenar. Se quedan allí para siempre, enquistados y tan llenos de nada, que parece que nunca otra cosa podrá llenarlos. Con el tiempo, he aprendido que el problema no es tener esos espacios pues todos tenemos algunos. El problema, en realidad,  es qué hacer con ellos y con todas las cosas que te faltan.

En mis vacíos falta de todo un poco, como en las tiendas de los chinos, falta un gato dorado que salude con la manita a los curiosos, faltan también unas canciones que quería enseñarte y que dejaron el espacio sangrando cuando te fuiste sin haberlas aprendido. El vacío de ellas se incrusta en el de una receta de puré de patatas con jengibre que pensaba preparar un domingo de lluvia. 

En mis espacios abisales faltan miles besos, unas mantas de cuadros, un viaje al cañón del colorado y ese hijo que me hubiera sonreído con tu boca y te hubiera mirado con mis ojos, entre otras cosas que tampoco están. Tantas cosas faltan que parece imposible que un corazón aguante tanto vacío sin explotar.

El vacío de Canadá es uno de los peores, y no te creas que es por los árboles o la cabaña que una vez soñamos construir alrededor del fuego que habríamos encendido en las noches de frío. Lo peor son los calcetines que hubiéramos comprado con dibujos invernales. Siempre imaginé que esos copos de nieve de los calcetines eran un símbolo de hogar o de algo muy bueno, como la sopa de alcachofas o los flanes y creí que nunca superaría la falta de ellos.

La semana pasada, cuando aún pensaba que un milagro te haría volver, salí y compré dos pares, por si venías tener un regalo preparado, algo especial que te sirviera para toda la vida.

Fue una buena idea, pues aunque hoy sé que nunca volverás, al menos los saqué del vacío y ahora están guardados en un cajón, junto a otras cosas que existen. Puedo tocarlos, olerlos y hasta usarlos. Y sí, funcionan bien y cuando me los pongo y los miro en mis pies, los vacíos se calientan un poquito también y parecen menos fríos, como el desconsuelo cuando lo consuelan, que no parece tan desesperado. El corazón se queda con menos ganas de explotar y hasta me animo a cantar yo misma alguna de esas canciones que ya no están en ningún lado.

Quién podría imaginar el poder de los copitos de lana cuando abrazan pies enamorados. Guardé el papel de regalo por si al final regresas, volverlos a envolver y poder fingir que acabo de comprarlos.

Estoy ahorrando para comprar también, en cuanto pueda, un cañón del colorado que me salude con la manita y sonría con la cara  de nuestro hijo.

Isabel Salas


lunes, 15 de febrero de 2021

RESEÑA DE ROSA GONZALEZ



En este libro he podido comprobar que es cómo la vida misma, todos los que hemos leído tu libro sabemos a qué nos referimos, yo particularmente, me sentí identificada en más de un relato, he podido sentirlo en mi corazón hasta hacerme un nudo en la garganta y he tenido que dejar salir lágrimas de mis ojos para propio desahogo y dejar salir toda esa emoción.

Mientras estaba escribiendo en sucio tu reseña para EL CANARIO Y LA MÁQUINA DE COSER, estaba intentando recordar a través de quien te conocí, tenemos ya tantos amigos en común que no sabría decirte....Pero eso ya no importa, lo importante es que te tengo y eres para mí una persona especial.

Sí, te has convertido en una escritora y amiga de corazón a la que tengo ganas de darle un fuerte abrazo y decirle cara a cara lo qué me ha hecho sentir mientras pasaba página a página todas sus palabras. Me has hecho llorar, reír en algún caso, enfadar por algún suceso que alguien de tu alrededor o tú misma hayáis podido vivir realmente.

60.MOMENTOS FUGACES. Sí, Canarito... eres más fugaz que cualquier estrella, y eso me hace sonreír a mí también.

Porque no eres polvo cualquiera, eres polvo de estrella fugaz!!! Besos Isabel Espero el día que pueda verte y con ello, poder abrazarte y me puedas firmar "mi canario".

ROSA 

martes, 9 de febrero de 2021

REGRESO DE TI



Regreso de ti
como quien regresa de la guerra. 

Derrotada,
humillada, agotada.

Violada.

Regreso, así, de ti
cortada en pedacitos.

Vencida,
tullida, zurcida,
destruida.

Regreso
y es mejor que quedarme,
pues no volver
es aceptar quemarme.

Y regreso
por enésima vez
de ti.

Y tú
ileso,
contemplas mi partida,
sin cerrar el acceso.

Por si regreso,
de nuevo,
y vuelvo a regresar 
de mi regreso.

Isabel Salas




Un poema a los amores tóxicos.
Tan letales y tan adictivos.

jueves, 4 de febrero de 2021

BESOS DE HOMBRE


Me gustan esos besos que me das 
sin preguntar si puedes.

Esos que me regalas 
porque te gusta dármelos.
Porque tú quieres
y sin que te los pida.

Sin mirar a los lados 
por si hay vecinos, 
sin ceremonias, 
sin "que dirán".

Esos besos tuyos 
que me encienden la música
y me dejan temblando,
con las piernas blandas 
y ese bulli bulli de la sangre templada
que se calienta cuando te ve.

Unos besos tuyos 
que guardas para mí.
Fabricados por ti  
a mi medida.

Esos besos con lengua, 
manos y abrazos. 

Besos ansiosos 
de días sin verse,
y cuando los terminas 
y abro los ojos,
me gusta ver la risa 
que sale por los tuyos
mientras me miras
y escuchar como dices 
haciéndome un cariño,
ya puedes respirar.

Besos de hombre,
risa de niño.

Isabel Salas


Del libro
@ El canario y la máquina de coser

lunes, 1 de febrero de 2021

SILENCIO



Deja de doler como una flor que agota su perfume y ya no huele a nada, sin alardes, sin ruidos, sin gritar que se acaba, sin llamar la atención. 

Así es el amor cuando se acaba, silencioso. 

El mío, al menos, es así, mientras ama y respira, canta, sueña en voz alta, piensa en poesías, pide atención y versos. Usa el pasado como escalera para alcanzar lo nuevo que aparece y tiene la mirada perdida en el futuro, en los planes de hacer el resto del camino juntos, en el propio camino y en los ojos que evitan que busque en otros ojos. 

Después, cuando lo están matando, se defiende, suplica, grita lo que siente, y llora. Se aleja, vuelve, se vuelve a ir, y de nuevo regresa pidiendo explicaciones, se desborda de todas las maneras, insulta, empuja y vuelve a regresar, sin miedo, sin vergüenza, sin pensar en mañana ni en ayer, sólo en los golpes que recibe y que no entiende. 

Ese proceso dura lo que dura, sin leyes que decidan lo que un amor puede sobrevivir y resistir o persistir. Y duele tanto. Duele tanto todo, que deseas que acabe como sea. Reúnes las fuerzas que le quedan a tu amor que agoniza y te acercas de nuevo a encajar nuevos golpes deseando que alguno sea fuerte y letal, definitivo, resolutivo, eficaz y mortal, y por fin, uno, cumple los requisitos y termina el trabajo. Y ni lo notas.

Tardas un tiempo en reaccionar y comprender que estás queriendo que camine un cadáver y el muerto no respira. Por asegurarte pones un espejito delante de la boca de la flor de tu amor y compruebas feliz que no hay aroma. 

Las flores muertas no perfuman el aire, ni lloran, ni padecen. El silencio es total. 

No hay nada más callado que una flor sin perfume. 

O tal vez sí, una mujer callada. 

Del libro TE CONTENGO
Isabel Salas

sábado, 16 de enero de 2021

BREVERÍA - JUSTICIA-


La vida suele, al final,
de una manera ejemplar
premiar al que más sufrió 
 y joder a quien jodió.

Isabel Salas


.

miércoles, 13 de enero de 2021

¿SOBERANÍA O AUTONOMÍA?

 

Aunque Soberanía y Autonomía son dos conceptos que en ciertos contextos casi se usan como sinónimos me ha parecido interesante analizarlos con más profundidad. La diferencia entre soberanía y autonomía no solo radica en su etimología, sino también en su significado práctico. Comprender esta distinción es crucial, especialmente cuando se analiza el propósito y la naturaleza de los llamados "movimientos de soberanía". 

Veamos primero la etimología y significado de "Soberanía: su origen es el latin, superanus, que significa "superior" o "por encima". Por tanto la soberanía implica tener autoridad suprema o el poder de regir sobre otros. Un soberano no busca manejarse solo, sino que asume la capacidad de decidir cómo deben comportarse los demás. Históricamente hemos visto cómo cualquier  rey soberano dictaba las reglas para sus súbditos, estableciendo su criterio como la norma a seguir.

En un contexto político más moderno, la soberanía a menudo está asociada con los estados-nación y su capacidad de gobernarse sin interferencias externas, regulando tanto su propio comportamiento como el de quienes están bajo su dominio, que al final somos los ciudadanos o súbditos del estado como antes éramos los súbditos del rey, osea, estamos sometidos, aunque a día de hoy ese sometimiento se justifique desde la democracia con el voto que legitima a los legisladores.

A diferencia de soberanía, la palabra autonomía proviene del griego autonomos (autos = "uno mismo" y nomos = "ley"), que significa literalmente "darse a sí mismo la ley". Por lo tanto,  la autonomía se refiere a la capacidad de una persona o entidad para regirse únicamente por sus propias normas, sin intervención externa, persona autónoma no busca imponer sus reglas a otros, sino simplemente vivir según sus propias normas.

La autonomía no solo implica independencia de control externo, sino también una responsabilidad inherente: quien es autónomo asume las consecuencias de sus decisiones y vive en coherencia con ellas. Esto es lo que más se parece al libre albedrío otorgado por nuestro Creador.

La autonomía se enfoca en la independencia personal, en el deseo de manejarse solo sin depender de otros, a diferencia de la soberanía implica la autoridad sobre otros. En esencia, la autonomía es un acto de independencia personal y responsabilidad, mientras que la soberanía es un acto de dominio y autoridad.

Muchos movimientos que se autodenominan "de soberanía" en realidad buscan desvincularse de sistemas externos para vivir bajo sus propias normas. Sin embargo, este objetivo, según lo que he ido analizando,  estaría más alineado con el concepto de autonomía que con el de soberanía. Si el propósito es desvincularse de un sistema y regirse según las propias reglas, lo correcto sería hablar de movimientos de autonomía ya que la soberanía, implicaría querer imponer un  criterio propio sobre otros, algo que generalmente no forma parte del objetivo de estos movimientos y que es lo que hacen los estados soberanos: imponer sus determinaciones a los hombres. 

Por otro lado, desde una perspectiva espiritual, la soberanía absoluta pertenece únicamente al Creador. Los movimientos que buscan autonomía están reclamando su libertad para obedecer lo que consideran principios superiores, no para gobernar sobre otros. El término "soberanía" suele asociarse con gobernantes, naciones o estados, lo que puede llevar a una interpretación incorrecta de los fines de estos movimientos, haciéndolos parecer autoritarios en lugar de independientes.

Para reflejar con mayor precisión el propósito de estos movimientos, tal vez sería mejor utilizar términos que destaquen su deseo de independencia personal bajo principios trascendentales, sin confundirlo con autoridad ni imposiciones sobre otros.

Algunas alternativas podrían ser, movimientos de autonomía ética, de libertad consciente o de autogobierno responsable por poner algunos ejemplos. Lo más relevante de esta reflexión es resaltar que soberanía y autonomía son conceptos distintos que no deben usarse como sinónimos. Llamar "movimientos de soberanía" a iniciativas que buscan independencia personal frente a sistemas externos puede ser un error conceptual. 

Por lo tanto, me despido con una reflexión: para movimientos que buscan desvincularse de un sistema y vivir bajo sus propias reglas, tal vez el término más adecuado no sería "movimiento de soberanía".

 

:: Isabel Ifei ::