lunes, 24 de octubre de 2016

ESTRELLAS Y LÁGRIMAS


En Cádiz llora un peón
y en Tordesillas un toro, 
el peón se llama Andrés
y el toro tiene dos nombres, 
lo mismo que tienen dos
algunas calles
y hombres

Uno le puso el patrón
por su pelo Colorao
y otro se lo puso él
por la estrella en su costao.

Y por ese lo llamaba
desde chico, en la dehesa:
El toro rojo Estrellao.

Lo llamaba, y él,
venía,
y tranquilo y con paciencia
le explicó lleno de amor
lo que un día llegaría.

Eres un toro de lidia,
se espera, que sin temor,
embistas los capotazos
y resistas con bravura
las aristas del dolor.

Habrá gente en una plaza,
habrá luces y esplendor
habrá un hombre con espada,
y si enfrentas esa lidia con valentía y honor,
podrás regresar un día
indultado y vencedor.
Volverás a nuestra casa,
y aquí.
te esperaré
yo


                    El martes lo vio marcharse                   
con lágrimas en los ojos
y el corazón apretao.
Se llevan a su torito
se lo llevan asustao.
Ya nadie mira su estrella,
de los dos nombres que tiene
sólo usan Colorao.

Andrés llora como un niño
la decisión del patrón,
Estrellao no tendrá suerte,
no lo llevan a la arena,
se va directo a la muerte.
Y el peón,
llora con pena.

Estrellao va confíao
Andrés nunca le mintió
y al llegar a Tordesillas
se acuerda de los consejos,
del esplendor, de la espada, 
de la lucha con honor
y trata de ser valiente
y disfrazar su temor.

Llega el día de su muerte
y echa de menos a Andrés.
Lo rodea mucha gente,
no hay arena, ni colores
no hay honra
ni pundonores.

Estrellao es perseguido,
acosado
derribado, 
traicionado y malherido.

Llora recordando al hombre
al que llamaba de amigo, 
es noble y no alberga duda,
sabe que en algún lugar, 
donde antes fue su hogar
hay otros ojos llorando.
En ellos piensa al morir,
al ir, los suyos,
 cerrando.

Isabel Salas












jueves, 6 de octubre de 2016

SUSANA SERÓN, ESPAÑA


Aquí Lady Winter con Navaja de llavero de mi gran amiga Isabel Salasrecien aterrizado en Estella-Lizarra.
Ser una de las pocas privilegiadas que lo ha leido antes de ser publicado no ha evitado que se me haya escapado alguna lagrimilla al tenerlo por fin en mis manos para poder releerlo una y mil veces.

Emoción que se ve incrementada al verme nombrada en el prólogo del gran prosista Juan Andres Pastor Almendros, que escribe muchísimo mejor que yo pero es más feo, y al que por cierto casi no quiero...
Juan Mantero Ruiz a quien quiero un poco más, me regaló el honor de ser la primera persona en opinar sobre el epílogo, majestuoso también, como no podía ser menos para estar a la altura del libro. 
Si os gustó El canario y la máquina de coser, no dejéis de leer Navaja de llavero porque Isabel se supera con creces, y si no os gustó, cosa que dudo, ya tardáis en comprobar si miento o no...

Gracias Isabel por todo eso que las dos sabemos...



NO BASTA QUERER