miércoles, 17 de abril de 2024

VELOS CAÍDOS


 
Él escribía mensajes desesperados que le hacía llegar por varias vías a cual más  inesperada. Pedía disculpas que llegaban tarde, daba explicaciones que ella no le había pedido y trataba de parecer el príncipe encantador que sabía que ella había soñado algún lejano día.

Su derroche de pretendida elegancia podría engañar a muchas ingenuas que no lo conocieran como ella lo conocía.  Ella sabía que el tipo era un sapo mentiroso y mediocre. Lo había visto actuar como un patán, no una vez sino muchas y desde la primera fila. Lo había visto saltar despreocupadamente en charcos inmundos, lo había escuchado  croando estupideces y sabía que desnudo no podía ofrecer ni tan siquiera caricias genuinas de calidad aceptable.

Él había mentido y ella lo había visto hacerlo con el mayor cinismo. Esa visión hizo que cayese de sus ojos el velo de ingenuidad a través del cual lo había mirado cuando se conocieron, Y así, ella aprendió que hay velos que cuando caen, es imposible volver a ponerlos en su lugar.

Desde la cómoda perspectiva de su conocimiento cabal, ella observaba las tentativas de él de volver a acercarse y captar su atención con una mezcla de desprecio y pena.

Desprecio por él, pena por la mujer que un día había sido y que él había matado con su traición. Supo que en una de sus últimas canciones él presumía de nunca haber jugado sucio en el amor y ella por fin entendió la situación y sintió que despertaba de un mal sueño. Comprendió que era cierto, realmente él no la había amado nunca y su traición hacia ella ni siquiera contaba como un pecado venial en la mente mentecata del sujeto.

Pudo finalmente sacudirse el estupor y observar los destrozos de su propia vida caídos a sus pies. 

Con los velos caídos se hizo un traje de baile.

Y bailó

 

Isabel Salas

martes, 9 de abril de 2024

ADIÓS


Tras la última oportunidad, 
el adiós.

Un adiós rotundo, 

redondo, profundo.
Un adiós de calidad, 
con calidez, con humildad.

Feliz por haberlo intentado, 

de haberte conocido,
 incluso, porqué no, 
de haberte amado.

Y así, después de darte todas las llaves del candado 

y haber visto el mal uso que hacías del llavero, 
me marcho de tu lado.

Mi tren sigue viaje.

La parada en tu estación fue demorada. 
Pedacitos tuyos se van en mi equipaje.

Mi corazón empieza otra jornada.
Libre de ti, de culpas, 
de pecados.

Fuerte y capaz, 

tal vez un poco triste por tus disculpas
 y tus besos plagiados.

Me voy, me fui, 

ya era.
Te quedas en el invierno 
de tu cerebro sin primavera, 
con tu miedo de amar 
al borde del averno.

Allí te dejo.

Desde el tren, decidida, 
mecida en su vaivén
 por un segundo vuelvo a ser tu reflejo 
para decirte ven, 
ven, amor, 
ven a decirme adiós mientras me alejo.

Isabel salas

del libro
Navaja de Llavero

sábado, 6 de abril de 2024

IRSE

                                                                              
                                                                                 
Escoge muy bien lo que llevas a tu viaje. Sobre todo si el viaje es necesario y no simplemente un paseo turístico. Hablo de esos viajes reales que se sabe cuando empiezan y dónde arrancan pero no tenemos idea de cuándo terminarán, ni cómo lo harán si es que lo hacen.

Selecciona cuidadosamente cada pertenencia. Analízalas como si no fueran tuyas y las fueras a adquirir sabiendo que pesarán mucho y tal vez te estorben o te molesten cuando  tengas que acarrearlas en los próximos meses.

Haz de tu viaje la oportunidad de renunciar a todo lo que sobra. Te sorprenderá  constatar la gran cantidad de cosas que no sirven realmente para nada cuando solo podemos llevarnos lo que de veras es imprescindible.

Despegarse de ellas no es fácil. Es como romperse un poquito en cada despedida y al final te vas pero no eres la misma. El equipaje puede ser ligero pero el  peso interior que arrastramos parece inmenso. Hay una parte de nosotros que nunca se despide del todo de los objetos amados que dejamos atrás.

Isabel Salas
      Cuadro: CRISTÓBAL TORAL RUÍZ