Hay golpes secos
que me hieren la carne
y otros mojados
que me ahogan el alma.
Gritos de guerra
rugidos de pelea
que me roban la calma.
Causas para empezar
y falta de razones,
por mucho que las busques,
para agredir
o para golpear.
Ausencia de motivos hay,
para seguir,
el bucle destructivo
que sin motivación,
no permite entender,
como el supuesto amor
ha llegado a este punto
de destrucción.
Hay horas de terror
para esconderme, asustada,
dentro de mí,
en mis propias entrañas,
lejos del sol
que sirven de casita
de caracol.
Y otras de regresar,
desde el fondo del pozo,
para tratar de nuevo
de comenzar
Minutos que se alargan
esperando que escampen
la tormenta de puños
las frases de puñal
y el huracán de sustos.
Y se acabe por fin,
la pesadilla,
y pares.
Y el silencio retorne
acallando tu ira
para poder
aceptar tus disculpas.
Volver a pretender que te creo,
fingir que sé,
que lo lamentas
y de nuevo mentirme,
por no sentirme
la mujer mal amada
la que no supo ser protegida
y merecía
ser respetada.
Salir contigo
pasear de tu brazo
sonreír al andar
mientras camino
lado a lado,
a la sombra,
de mi enemigo.
Isabel Salas