miércoles, 3 de junio de 2020

TU TOCAR


Todavía me cuesta entender, después de tantos años, el poder que tu piel tenía sobre la mía. Otras manos me han tocado, por encima o por debajo de la ropa, pero ninguna ha sabido tocarme como tú lo hacías. 

Aquel tocar que era palpar y tomar, acariciar y prender, atizar, despertar y explotar.

Aquel tocar que era mucho más que hacer contacto. 
Tu tocar.
Tu tocarme.

Aún puedo sentirlo en momentos como éste, cuando de pronto, yo misma me toco al arreglarme el pelo o acomodarme la ropa y algo me eriza la piel.

Mi corazón susurra tu nombre secreto y recuerdo cuando me decías que después de tanto tiempo tiempo tocándome, tocarme era tocarte a ti mismo. Me explicabas que ya no sentías aquella electricidad del inicio y, sin embargo, al no sentir diferencia entre tocar tu pierna o la mía eso me hacía más tuya.

Más tú.

Nunca lo entendí.

Hasta ahora, lejos en el tiempo, cuando me toco como  tú lo hacías, sin intención, sin pretender nada, como quien toca lo suyo, y cada célula te siente cerquita pues era así que me tocabas.

Como  tocamos nuestro propio cuerpo.

Pongo aquellas canciones que cantábamos en el coche y pienso en lo mucho que te quise sin saber muy bien, si aún te quiero.

Si aún me quieres.

Si has vuelto a tocar a alguien así.


Isabel Salas