viernes, 2 de abril de 2021

ANÁLISIS de EL CANARIO Y LA MÁQUINA DE COSER

 

Cada vez estoy más seguro de que los mejores escritores contemporáneos se encuentran escondidos tras los nombres de “Independiente” o “Novel”, y cuando llegan a mis manos joyas como la que compete a este análisis/crítica, esa seguridad se transforma en orgullo de literato.

Antes de empezar este análisis hay que aclarar algunos puntos. No soy un acostumbrado de los cuentos, sino un lector más afín a las novelas, mientras más complejas y entrelazadas mejor para su servidor; también rehuyo a las obras “realistas”, o el mal llamado “No-fiction”, pues mi corazón siempre le ha pertenecido a la Fantasía, la imaginación exacerbada de universos ajenos al nuestro. Es por esto que me entrego como mero lector, ajeno tanto al género como al tipo de relato, para analizar una obra que a mi parecer me ha revivido aquel gusto de infante por las letras cortas.

“El Canario y la Máquina de Coser” es un recopilado de cuentos y prosa poética, de la pluma de nuestra amiga Isabel Salas, de escritos ya distantes en el tiempo que se acumulaban lejos de la conciencia del mundo literario, solo para ojos de su familia y amigos.

Uno podrá decir que Latinoamérica es cuna de cuentistas grandiosos, y es cierto si desempolvamos a Jorge Luis Borges, Julio Cortazar, Gabriel García Márquez, y mi personal favorito Horacio Quiroga; pero pocos “nos” hemos molestado en mantener esa flama encendida del Boom Latinoamericano. Varias veces he criticado la falta de simbolismo, metáfora y alegoría, en lo que era nuestra bandera para el mundo; y es por esto que choqué bastante al inicio con esta obra, pues pintaba de realismo directo (y varios de sus  cuentos lo hacen), pero me enorgullece decir que me equivoqué en tan cerrada idea, y veo la luz que brilla tras estas hojas.

Pero dejemos de lado el tono rosa y emotivo, y hagamos un análisis objetivo como debe ser.

  • Trama y Argumento.

Un cuento es muy diferente a una novela. En las historias largas tratamos más los aspectos internos de los personajes, su evolución y emociones; pero en el cuento no hay tiempo ni líneas para algo tan complejo, en lugar de eso nos centramos en la historia, el proceso y avance hacia un objetivo o enseñanza.

El primer punto es la Trama, y le acompaña el Argumento. La mayoría (sí, la mayoría) de los cuentos en este recopilado son de corte “corazón” (erótico, sexual, romántico, despecho), en especial las prosas poéticas, que a nada están de llamarse poesía de no ser por las estrictas normas del verso, y que la autora nombra de manera exquisita “Pensaemas”. Con esto nos quitamos la idea de “obra infantil”, pues la casi totalidad de estos escritos no tienen ni la mínima intención de hacer dormir a los niños, y serán de particular gusto para los adultos que no suelen contar sus vivencias personales, pues este libro lo hará por ellos.

Cuentos como “Estrellas Chinas” que nos narran el avance a una noche anhelada, y el paso a paso de una situación entre divertida y deliciosa. “Nadando en los poemas”, que poco deja a la imaginación del que sabe de símbolos; “La última mariposa”, que nos recuerda de amores distantes en años y kilómetros. Muchas obras distintas con un mismo objetivo, hacer temblar al corazón.

Pero no solo encontramos roces a nuestro deseo, también encontramos relatos que pueden ser confundidos con literatura para niños, pero con enseñanzas que los más adultos agradecerán. Relatos como “El Canario y la Máquina de Coser”, que le da el nombre al libro, y abre con una moraleja que a su servidor le hacía falta escuchar. “Muerte Instantánea” y “Siempre el primero”, historias que aunque cortas, nos hacen sentir en el alma una lágrima corriendo, y un agradecimiento con la autora. Son estos relatos los que me hicieron recuperar la esperanza del simbolismo perdido, la mayoría impregnados con metáforas fáciles de entender, y que recomendaré ampliamente para los que inician en este mundo de moralejas.

Pero el tema, las distintas tramas cortas, y los muy bien enlazados argumentos no son lo que más me llamó la atención, ni de lejos lo que más hace a su autora tan reconocida en tan poco tiempo. Es su estilo.

  • Estilo Narrativo.

El Estilo Narrativo es una característica que se suele tomar muy a la ligera, pues bien se dice “prefiero mi arte a tu arte”, y el “cómo” se escribe suele ser gusto de cada quien. Pero hubo un tiempo donde el estilo era vital, en especial durante los tantos Romanticismos de Europa, cuando los escritores se unían bajo estandartes, y en lugar de nombres recordamos épocas o lugares. Hoy en día los autores pecamos de soberbia, y cada uno de nosotros tiene “su arte”, siendo el estilo propiedad intelectual incluso; esto nos ha obligado a dejar el “Estilo Narrativo” de lado, pues a los miles de estilos distintos es imposible clasificar, y preferimos temas o formas.

Pero no aquí, porque es el Estilo de Isabel Salas lo que levanta su obra por sobre todas las demás.

En términos técnicos, la autora usa un Narrador en segunda persona, participativo, algunas veces en forma de recuerdo, y otras en forma de charla. El lenguaje es coloquial, quizá el más coloquial, familiar e informal que jamás haya leído. Sencillo de entender, y más participativo que demostrativo, ayuda tanto a lectores como no lectores para explicar su argumento.

Ahora regresemos al tono rosa de su servidor. ¿Recuerdan esa sensación cuando están con un amigo o amiga, disfrutando un café caliente en una fría tarde de invierno, sentados a la mesa de su sitio favorito?, ¿recuerdan esas charlas de café sobre situaciones divertidas o acusadoras, de lo que compete el día o sucedió el anterior, riendo o llorando, dando imaginación al relato de su amigo e incluso ahogándose con un sorbo mal temporizado con una ocasional risa?. Espero que sí, porque esto es lo que sentí cuando leí a Isabel Salas.

El estilo narrativo de la autora es único, porque al fin encontramos en esta generación, después de tanto rebuscar en los autores contemporáneos, una narración como la cuenta un amigo. Una cosa es un escritor que carezca de educación literaria y crea que escribir con su mal vocabulario es darse a entender, y otra una persona, que con alma literaria, en efecto se de a entender con un lenguaje tan común como amistoso.

Véase a su servidor, un ajeno completo de los cuentos y aversivo de la literatura realista, que ha leído todos y cada uno de estos escritos con una casi inexistente fantasía, sentado casi sintiendo a la autora de frente, relatándole una graciosa anécdota de su pasado, mientras un leve estornudo me hizo reir con el café en la nariz. Si esto hizo con un crítico de su género, podrán imaginarse lo que hará por los ansiosos de una obra similar a las cortas latinas de la década pasada.

  • Simbolismo.

Es difícil hablar de simbolismos cuando se trata de literatura realista, en especial en cuentos y prosas, algunas eróticas, que prefieren dejar todo al descubierto, y poco les importa jugar con la imaginación del lector. Pero hay algunas obras, muy pocas, contadas; que Isabel maneja con exquisita metáfora, y moraleja sublime.

Quizá el que más me gustó fue el que dio nombre al recopilado. “El Canario y la Máquina de Coser” es uno de los cuentos/fábula más hermosos que he leído, pues a ojos de recuerdo de un niño, me hizo ver la lucha por cantar más alto, más fuerte, más rápido.

Casi no procuro cuentos de este tipo, y los que me conocen darán fe de ello con bibliotecas de Poe y Lovecraft, con pluma fría en descriptivas y cálidas en emociones; pero son cuentos como estos los que calientan la tinta, y reabren los ojos ante enseñanzas que creíamos perdidas.

“Pérdida de inocencia”, “superación”, “nostalgia”; son estos y muchos más temas los que encontré escondidos entre las letras de esta obra, en metáforas tan familiares como hermosas, cuyas lágrimas son testigos del toque al corazón de un servidor.

Con esto espero haber dado una idea clara de lo que es “El Canario y la Máquina de Coser” de Isabel Salas, una autora que se levanta, con un estilo único como todos los escritores, que espero brille para las siguientes épocas.

Y un obligatorio en mi biblioteca.