martes, 1 de marzo de 2022

MOMENTOS FUGACES




Comparo mi vida con el tiempo que le lleva a una estrella hacer cualquier cosa y me doy cuenta de lo rápida que está pasando. Cómo soy efímera. Soy más fugaz que cualquier estrella y eso me hace sonreír. No soy un polvo cualquiera, soy polvo de estrellas fugaces.

Como los dinosaurios, que tuvieron su tiempo, dominaron el mundo y ya se fueron. Más rápido de lo que una palomita de maíz intergaláctica hace "pop", con sus cuellos largos y sus dientes que daban miedo, sus preocupaciones y sus planes de dinosaurios. Nos dejaron sus huesos  para que pudiésemos inventar los dragones y meterlos en nuestros cuentos. Como un juego. Un guiño que dobla el tiempo y nos hace compartir una fantasía con ellos. Comparo mi vida con otras cosas que necesitan tiempo y espacio para  desarrollarse y me entra vértigo, pues no sé en que me  habré convertido cuando se termine la mía, si es que me convierto en algo.

...Si es que consigo ser algo. O apenas alguien. 

Estoy viviendo mi tiempo y ocupando un espacio. Mi tiempo de amar, de dormir, de comer, de llorar. Mi espacio en tu corazón, en tus brazos. Mi espacio interior, que es sólo mío. Mi espacio exterior, dónde invado a todos, mi espacio en la vida de los que me aman, los que piensan en mí como madre, como mujer, como hija. Tengo mi espacio de amiga. Mi espacio de amante, mi espacio en tus pensamientos, que me piensan. En tu corazón que me ama. En tu cama.

Un día juntaré todos mis momentos y todos mis espacios, haré un paquete compacto y me iré por donde vine. Más rápida que un dinosaurio. Más efímera que la explosión de una palomita de maíz. Más fugaz que tus pensamientos que me piensan y me despiensan. Me iré convertida en sombra, en juego de luces, en besos que tu mente evocará y sentirás de nuevo mi lengua fresca tocando la tuya. 

Pensé dejar unos huesos bien limpitos para que otros inventen seres mitológicos con ellos un día, en otro tiempo, pero al final me he decidido por dejar mis letras y mis palabras.

Mis cuentos y mis momentos. Contados y llorados, sudados...besados. Quién sabe un día alguien los encuentra y se ríe imaginando quien fue la estrella que escribió sobre ella misma antes de seguir su camino. Como un guiño nuevo, para seguir  jugando en otro tiempo y en otro momento.

Isabel Salas